La toma de decisiones de forma constante es parte del cotidiano de cualquier emprendedor. Es por eso que, para poder conseguir resultados efectivos sin malgastar tiempo, energía y dinero, es necesario comprender y tener en claro un modelo de estrategia que ayude a orientar. A partir de este punto clave, será posible evitar profundizar en obstáculos superficiales que no forman parte del camino ideal al éxito.
En otras palabras, no siempre es necesario comprender al detalle cada asunto, sino más bien evaluar los recursos con los que se cuentan y las capacidades de acción. Asimismo, una vez que se analizan estos aspectos es posible llevar adelante un proyecto de forma sostenida en el tiempo. Armar un sistema y construir un equipo que funcione de la forma más autónoma posible, asegurando tener cubiertas las principales necesidades.
En este sentido, la planificación estratégica se puede volver un aspecto fundamental para potenciar el crecimiento de un emprendimiento o empresa. El hecho de documentar cuál es el presente y establecer enfoques claros, permite determinar valores y objetivos mucho más precisos. Por otro lado, a partir de la incorporación de esta herramienta también resulta posible la evaluación del progreso. Es decir, observar si es necesario realizar modificaciones en el transcurso del mismo.
A modo de clarificar ciertas cuestiones con respecto a esta herramienta, se puede resaltar que la misma no funciona como una predicción o pronóstico. Las tendencias o los sucesos que acontecerán no podrán ser anticipados a partir de esta metodología de trabajo. Por lo tanto, es necesario tomar conciencia que, mediante la planificación estratégica será posible establecer planes de acción para alcanzar los objetivos.
De forma muy diferente a lo que algunos emprendedores pueden pensar en una primera instancia, esta herramienta tampoco representa la eliminación de riesgos. Se podría decir que sí es una manera de identificarlos de una manera más rápida. A su vez, al tener conocimiento acerca de los recursos y herramientas a mano, permite tomar decisiones de forma más veloz y efectiva.
Precisamente acerca de las decisiones, siempre será necesario realizar pequeños ajustes a lo largo de un proceso. Si bien es cierto que esta metodología requiere tomar decisiones puntuales acerca del futuro del emprendimiento o empresa, las decisiones diarias serán claves para acercarse de la mejor manera a aquel horizonte propuesto en un inicio.
Luego de comprender a la planificación estratégica como una herramienta para establecer ciertas prioridades, enfocar la energía y los recursos, y alinear un equipo en busca de lograr objetivos concretos, se pueden esbozar algunos pasos claves para su correcta aplicación.
Cuando los valores y el horizonte de una organización resultan claros, es necesario comenzar por los principales temas que serán tratados. Dentro de los mismos estará presente cuál es el nicho de mercado al que se apunta competir, qué te diferencia del resto, y cómo se llevarán adelante los procesos tanto a nivel interno como externo.
En segunda instancia, será preciso delimitar cuáles son aquellos objetivos estratégicos. No obstante, aquí es importante considerar cuál es la materia prima con la que se cuenta. Cuáles son los recursos monetarios tanto intelectuales que le darán sustento a aquellos enfoques propuestos.
En este marco, Russell Brunson, autor, empresario y experto en marketing, resalta la importancia de esforzarse por crear una buena carta de ventas. A partir de la imaginación y la creatividad, suelen aflorar grandes ideas que, en una instancia futura y luego de ser moldeadas, pueden convertirse en parámetros ideales.
Cuando se habla de un equipo de trabajo, es fundamental que cada persona tome conciencia de cuáles son sus compromisos y responsabilidades. A partir de líneas de comunicación abiertas, que permitan hacer sentir parte del proceso a los demás participantes, será posible generar motivación y energía para enfrentar los diferentes obstáculos de forma grupal.
Llevar adelante una planificación estratégica no quiere decir dar el primer paso y luego olvidarla. Es necesario volver a aquella estructura de forma recurrente para analizar el desempeño a lo largo del proceso. Las mediciones son una gran herramienta para lograr que se cumplan los objetivos. Ya sea respecto a la proyección de ventas, la capacidad de recursos y presupuestos, hay que resolver problemas y ajustar si el panorama lo requiere.
Abriendo un marco de mayores referencias para tomar decisiones en aquel camino recorrido, la planificación estratégica tiene consecuencias positivas notables. Una de ellas radica en el hecho de actuar de forma proactiva y no reactiva. Es decir, cuestionarse y realizar preguntas para reconocer las características del emprendimiento o empresa permite anticiparse y analizar antes de ejecutar.
En esta misma línea, permite llevar adelante la toma de decisiones de una manera más coordinada. Pensar en el largo plazo cuando se decide algo del presente, analizar el entorno interno con el externo, prever los recursos no financieros en relación a los financieros. A su vez, al tener en cuenta todos los factores, esta manera de actuar trae consigo el incremento de la rentabilidad comercial.
Por último, y quizás más ligado al bienestar personal, la satisfacción laboral también es un aspecto que se ve potenciado. Cuando se coloca un objetivo fijo y estático seguramente las frustraciones sean mayores. En cambio, a partir de la planificación estratégica es posible redefinir las fronteras del mercado e ir tomando decisiones basadas en la información y el análisis de los datos.
