Consolidarse como un experto en el rubro que cada persona maneja, es un ideal que vale la pena perseguir. Sobre todo cuando se trata de una actividad que es del gusto y apasiona a quien la hace, porque pocas cosas son más satisfactorias que ser admirado en el campo profesional o de interés que se tenga.
Un experto es una persona a la que se mira con admiración, se le sigue y se le presta especial atención, al igual que se le otorga un mayor respeto por sus conocimientos, por su experiencia y por el impacto que puede tener con el traspaso de su sabiduría. Ese rol de referente es perseguido por muchos, pero alcanzado por no tantos, ya que no es una cuestión de solo desearlo, sino de ponerse a por ello y realizar una capacitación en diversas áreas, así como de distintas habilidades.
Profundizando en lo que otorga el hecho de volverse un experto en la materia que le competa a cada uno, hay que destacar que, además de lo que puede significar en cuanto a la mirada del resto, también representa un una oportunidad para incrementar el valor del empleo que se tiene, del emprendimiento que se proyecta o bien, como para conseguir dar un giro profesional.
Es bueno entender y tener en cuenta que para ser experto no hay edad, ni momento determinado. De hecho, varios especialistas coinciden en que nunca es tarde para ser experto, bien sea en cuanto a desarrollar conocimientos pensando en el trabajo o posición actual o mismo con un proyecto o idea completamente nueva.
Lo primero que se debe tomar como referencia y punto de partida, es la situación o condición actual. Es decir, definir el tema o rubro y luego preguntarse ¿cuánto ya se de lo que quiero ser experto?. Al identificar esto, las necesidades se expondrán más fácilmente y el camino al siguiente nivel de experiencia será más llano. Será una forma eficaz de ahorrar tiempo, evitando comenzar a prepararse en sentido contrario u equivocado.
Lo mejor es siempre escoger un campo de estudio que inspire y resulte suficiente para dedicarse a leer, investigar, escuchar, etc. y que el esfuerzo no se sienta como una carga, sino más bien todo lo contrario.
Respecto al tiempo, el control de ansiedad será fundamental porque no hay una fórmula mágica que convierta a alguien en un experto de un día para el otro. Los modos de proceder llevan su tiempo y su consecuente inversión en ese sentido.
Incluso algunos autores, como el periodista inglés Malcom Gladwell (“Outlier”), revelan que para dominar los secretos de cualquier actividad se requiere un mínimo de 10 mil horas de práctica. Claro que este número es netamente subjetivo y probablemente no aplique a todas las situaciones, pero se debe ser consciente que habrá que dedicar un tiempo prudencial.
Estas tres ideas te llevarán más cerca del nivel de expertise deseado, con el plus de poder convertir esa capacidad en un producto rentable.
Internet es una herramienta poderosa y en el escenario que se configuró tras la pandemia, se ha vuelto todavía más importante. Hoy es posible resolver prácticamente cualquier situación con una conexión en línea y así es que el e-learning (enseñanza online) ha crecido a pasos agigantados, presentándose como una opción recurrente y accesible a todos aquellos que desean perfeccionarse en un área particular.
Pero no son solo las posibilidades de adquirir conocimiento, también es factible volcar la propia experiencia en ese plano. El e-learning es un negocio con un interesante potencial para generar ingresos desde el conocimiento, siendo una plataforma ideal para consolidarse como un experto, con un público que avale esa condición.
Además, es importante señalar que la enseñanza digital no apunta ni se encasilla en la educación formal. La realidad es que cualquier profesional, estudioso o conocedor en profundidad de un rubro determinado, tiene la oportunidad de traspasar su conocimiento y por ende, monetizarlo.
Una vez comenzado el proceso para volverse un experto, con la formación online y la puesta en escena de todo lo que uno conoce y sabe, algo que se torna elemental para cautivar a quienes están del otro lado son las pruebas sociales. Esto quiere decir que es fundamental que las personas puedan ver la transformación que se alcanza con los servicios que uno brinda.
No hay nada más poderoso que el famoso “ver para creer”, y en un contexto donde muchas veces hay quienes se aprovechan de las facilidades que brinda internet para ofrecer servicios poco fiables, lo mejor que se puede hacer es despegarse de eso con ejemplos concretos y experiencias fehacientes.
Al revelar a la audiencia los resultados del método elegido, es importante personalizar la experiencia. Encontrar el modo de que esa forma de hacer las cosas se relacionen directamente con uno mismo, para poder demostrar que hay cuestiones que solo tu puedes enseñar y lograr, a través de dicho método. Es una buena forma de instalarse y venderse como marca personal, con la etiqueta de experto a cuestas.
