La evolución de una idea a un negocio

Se enciende la lamparita, una nueva idea comienza a desarrollarse en la mente de un emprendedor y es natural que sea a través de pensamientos positivos, con las mejores expectativas. Como dice aquella canción de Kevin Johansen, “soñar no cuesta nada”. Sin embargo, soñar no bastará para que la idea en cuestión se transforme en un negocio.

“Cuando hay un plan de acción, construcción de presupuesto y más acciones puntuales que se ejecutan y generan recursos, allí se gesta el negocio”, define José Luis Ramírez Ospina, coach y consultor en emprendimiento e innovación. Luego, agrega: “No todas las ideas son posibles negocios. Lo más sabio que puede hacer una persona es ver si la idea es factible. Si todas tuvieran posibilidad de convertirse en negocios, los idealistas seríamos todos millonarios”.

En concordancia, Vanessa Jimenez, CEO de Oficina Virtual Business y autora del libro “Emprender es fácil si sabes cómo”, otorga una serie de datos que resultan más que interesantes para establecer la relación entre idea y negocio: “se estima que generamos entre 6.000 y 60.000 ideas al día (depende del estudio consultado). Imagina si todas se convirtieran en negocios, ahí está la primera limitante práctica. Lo segundo, es que para que una idea se convierta en un negocio, debe pasar del plano abstracto al plano concreto, convertirse en un producto o servicio. Las ideas en la cabeza no valen nada”, comenta y completa: “lo tercero, es que las ideas deben ser solucionadores de problemas”.

 Otro enfoque y misma sintonía: de idea a negocio paso a paso

Lo que plantea José Ricardo Muñoz Mansilla, mentor de negocios certificado y consultor en innovación, lleva la misma tónica de lo anterior, pero con una diferencia en la concepción inicial: “creo que todas las ideas pueden convertirse en negocios, pero para ello es clave lograr una correcta ejecución de la misma y seguir una serie de pasos importantes”.

Ampliando su declaración, describe: “lo primero es ordenar la idea y bajarla a la realidad, pero no enamorarse de la idea, sino más bien del problema que resuelve. Luego, analizar si realmente la idea resuelve una necesidad urgente del mercado por el cual estaría dispuesto a retribuirte económicamente, para pasar a prototipar la idea de forma fácil y barata. No hay que dar tantas vueltas, hazlo real y llévalo al mercado.

Por último, expresa el toque final de esta serie de pasos: “desarrollar un modelo de negocio adecuado a lo que marca el mercado, es la clave para que una idea se vuelva un negocio”, y recomienda: “El Business Model Canvas puede ayudar mucho para tener el modelo de negocio de manera más visual. Finalmente, prepararse para vender, porque sin ventas no hay negocio.

Check list para que un negocio se defina como tal

Todo es más claro y fácil cuando se apunta en una lista y se pueden ir tachando los ítems. Eso hacen los expertos precisamente para resumir y dejar en claro cuáles son los elementos y las características que un negocio debe tener para ser considerado como tal. “Que se pueda materializar (producto o servicio), que solucione algún problema, que se pueda financiar su fabricación o comercialización y que sea escalable”, afirma Vanessa, quien desde hace años ayuda a formalizar emprendimientos, siendo creadora de la red Madres Emprendedoras en Chile.

Por su parte, José Ricardo, quien se define como un empresario serial y está radicado en Puerto Mont (Chile), detalla: “debe satisfacer una necesidad real que posea un grupo o segmento del mercado, con una propuesta de valor que se conecte con el público objetivo al cual le resolverá un problema. Además, debe ser innovadora y original para poder destacarse y ser la preferencia de futuros clientes, por sobre la competencia”.

Aptitud y visión: “una idea no es absoluta”

José Luis, que se presenta como constructor de futuros, entrega sus conceptos desde Colombia y revela una arista fundamental para cualquier emprendedor que quiera llevar su idea al siguiente nivel: Aptitud. Cuando se habla de aptitud, se habla de habilidad y tiene que ver con un aprendizaje. Un emprendedor debe poder aprender rápido, tener aptitudes de matemática, finanzas, estrategia, negocios, habilidades técnicas del rubro específico y discernir si lo que hace se trata de un talento o una idea apasionada”.

Además, sumando a la lista de ítems que debe tildar cualquier negocio, aporta: “Los puntos clave parten de un plan de acción puntual. Si sabes donde quieres ir, puedes generar estrategias que te lleven allí. Aplicar ensayo y error, validar la idea de negocio y entender por sobre todo que una idea no es absoluta, debe de ser moldeable y posible de evolucionar”.

Cerrando su participación, José Luis, CEO de la Fundación Prospecto & Innova, habla de la visión que todo negocio debe construir: “si no la tienes no sabes hacia dónde estás yendo. Sin visión no hay acción, al menos no una efectiva”, sentencia y se explaya sobre ello: “sin embargo, al igual que con la idea, la visión no debe ser absoluta, se plantea y luego a partir de las capacidades de profundización y análisis de las variables de construcción del futuro, en ese orden ideal, se tendrá una visión más clara”.

El emprendedor detrás de la idea y del negocio

Si hay un negocio, es porque alguien tuvo una idea, por lo que ese alguien termina siendo vital en esta ecuación. El principal activo de todo emprendimiento, es la persona que emprende, enuncia Vanessa sin dudar y prosigue: “por eso digo que la principal competencia es la del autoconocimiento y, de hecho, un ejercicio que me gusta mucho hacer es el FODA, pero focalizado en el emprendedor”.

Con toda su experiencia, la escritora chilena insiste: “conocerse y conocer el negocio va a permitir determinar cuáles son las aptitudes que hacen falta para comenzar a emprender”, y ejemplifica en primera persona: “en mi caso sería muy difícil colocar un negocio de comercio internacional, porque mi manejo de idiomas es básico. Entonces, para cada idea de emprendimiento, debo desarrollar una serie de aptitudes específicas”.

 De todos modos, también señala que hay aspectos que en un negocio deben ser generales: “todas las empresas están constituidas por personas, existen gracias a que solucionan los problemas, venden productos a personas y están insertas en una sociedad de personas, por lo tanto, es esencial tener competencias que permitan generar y mantener relaciones sociales.

Aptitudes generales y funcionales a cualquier negocio

José Ricardo establece que la capacidad de venta, saber gestionar el tiempo y las actividades, así como poseer una autoestima y confianza alta, son condiciones que no pueden faltarle a un emprendedor que pretender hacer rentable su idea.

“Es clave para ir avanzando, tanto el saber vender como el gestionar el tiempo, ya que el día a día exige mucho dinamismo y se presentan múltiples actividades al inicio. Además, creer en ti mismo, aun cuando nadie lo haga, será muy importante para lograrlo”, expresa y agrega “la capacidad adaptación, para atravesar los momentos difíciles darles soluciones rápidas”.

Lo fundamental de innovar con una idea de negocios

Siendo consultor internacional en innovación, Muñoz Mansilla expone: “el papel que cumple el hecho de innovar versus el concepto de innovar, es muy claro. Toda idea es buena cuando está en la cabeza de quien la crea, pero al llevarla a la acción, prototiparla y lanzarla al mercado, es cuando se descubre que tan innovadora y buena idea es.

Además, el mentor chileno destaca: “La innovación cumple un rol fundamental para todo negocio, es algo que cualquier empresa, organización o gremio, debe realizar para seguir creciendo. La importancia de innovar radica en lograr una verdadera integración entre lo que quiere el mercado y lo que piensan nuestros colaboradores, para que nazcan nuevas ideas, servicios o proyectos y obtener un cambio en la mentalidad de las personas constantemente”.  

Competencias tecnológicas: “herramientas irrenunciables”

En el análisis de Vanessa Jiménez, la innovación y la adquisición de competencias tecnológicas “son herramientas irrenunciables al momento de emprender en estos tiempos. Pero la empresaria y emprendedora aclara: “entendiendo la innovación no como la tendencia de estar haciendo cosas nuevas. Innovar es introducir nuevos productos, servicios, procesos o mejoras que agreguen valor, de forma planificada y con riesgos calculados. Y en ese escenario la tecnología nos facilita mucho la innovación”.