Los primeros pasos de un emprendimiento
En un emprendimiento se ponen y combinan varias cuestiones, como sentimientos y recursos, entre otros. Fernanda Tarrech Viñar, quien en su trayectoria cuenta con una maestría en marketing, así como el título en coaching ontológico, destaca desde Uruguay que todo debe estar enfocado en “el propósito, una palabra que de moda ahora, pero entiendo es super importante. Sobre todo para pensar en lo que queremos, para que hacemos lo que hacemos. Eso lo que va a sostener a un emprendedor en su camino”
Para Fernanda, no importa si se trata de “un negocio, un proyecto personal, una dieta o mismo una familia. Son todos sinónimos, son sueños”, explica y completa: “a veces se habla de emprendedor como aquel que tiene una empresa, pero creo no es así, porque emprende aquel quiere iniciar algo, cualquiera que quiera aventurarse a sus sueños. Por eso me gusta hablar ante todo de una actitud emprendedora, siendo que se puede trabajar en una empresa y tener una actitud emprendedora de igual manera”.
Producto mínimo viable
Técnicamente, el inicio de un emprendimiento debe demandar lo menos posible en cuanto a inversiones. Sobre esto habla el consultor, mentor y speaker colombiano, Julián Albornoz Torres: “lo primero es hacer un piloto de lo que quiero hacer. Como se dice, hay que equivocarse rápido y barato, para evitar gastar en cosas que no funcionarán”.
Continuando con su argumentación, sostiene: “hay ideas que uno puede volcar en papel, en canva u otros formatos, pero hasta que no las saca al mercado, no puede dar cuenta de cuál va a ser la realidad. Se juega con suposiciones, experiencias previas, comentarios de negocios similares y, en teoría, no hay competencia, un pensamiento erroneo que muchos tienen y que se chocan con ello cuando salen al mercado. La competencia pensada no como aquel que hace lo mismo, sino aquel que se lleva el dinero que me iban a dar a mí”.
Siguiendo con la enumeración de acciones fundamentales para cualquier emprendedor inicial que quiera sortear con éxito sus primeros años, expresa: “El segundo punto clave es vender, mucho y si se puede, vender más todavía. El 50% de la gestión de un emprendedor debe ser comercial, porque puedes tener el mejor servicio, producto, sitio web, publicidad, redes, contenidos, pero si no vendes, no estás logrando nada realmente”. Asimismo, resume: “Es preferible ir creciendo en todo, pero de a poco, no salir en grande y gastar un dinero que no se haya ganado y, para crecer, será importante vender mucho”.
Síndrome del impostor
Siguiendo la línea de evitar gastos innecesarios, pero aún así animarse al emprendimiento con propósito, Fernanda, facilitadora y emprendedora en sí misma, con experiencia en el ecosistema gracias a un proyecto familiar de tiendas saludables llamadas Delishop UY, destaca: “A veces, hay un síndrome del impostor, se piensa que se necesitan más cosas de las que ya se tienen para poder empezar, como un título, habilidad, conocimiento y la realidad es que lo que se tenga en ese momento puede alcanzar comenzar lo que se desea”.
De todas formas, también menciona: “Por otro lado, cuando se establece lo que se quiere y se genera una estrategia, es posible que se mejoren e incorporen habilidades, pero no hay que hacer por hacer, ni formarse por formarse, debe ser a conciencia, eligiendo aquello que tenga sentido, para poder disfrutarlo". Resumiendo, enuncia: “La idea sería hacer las paces con lo que eres, animarte a comenzar y siempre ir en búsqueda de una mejora continua”.
Manejar las inversiones para crecer
Por su parte, Julián agrega información respecto a manejar y pensar en el dinero que se tiene o se gana: “se puede ir haciendo, aunque es necesario comenzar con un mínimo estandar, lo que alcance para el PMV”, y ejemplifica con un caso real en el que trabajó: “un emprendimiento de productos naturales, donde básicamente se tiene un proveedor de esencias, entre otras cosas. La empresa arrancó con un whatsapp business, por lo que la inversión fue apenas una sim card, un dominio de internet de 10 dólares, y empezar a gestionar redes”.
El mentor y estratega de negocios, complementa: “Con un mundo y vida digital, un dominio propio para darle tranquilidad a las personas y espacios para brindar contenido y comunicarte, logras un negocio sin invertir mucho dinero”. Además, en el caso de querer avanzar un poco más allá, recomienda: “si se quiere una tienda virtual, lo mejor es unirse a un market place. Cuando se crece a un nivel de ventas que superan la comisión que se quedan los portales intermediarios, será el momento entonces de dar el paso. No estoy de acuerdo con arrancar con una mega estructura y luego tener que salir a vender toda esa mega estructura porque no funciona”.
Formarse para superar con éxito los primeros años como emprendedor
Es natural que para lograr crecer y sobrepasar cualquier escollo de los primeros años al emprender, lo que se busque sea incrementar el conocimiento y los recursos. De hecho, Julián marca: “Si yo quiero ser emprendedor o mejor dicho empresario, es decir que mi emprendimiento crezca y me mantenga, es importante formarse para ello, como en cualquier otro ámbito. No es solo tener una idea, montarla y que haga magia, esos grandes unicornios que salen de la nada son uno entre mil, hay otros 999 que quedan truncos por no estar preparados”.
Sin embargo, ante la consulta de dónde encontrar las herramientas de formación, afirma: “Tampoco es necesario que uno vaya hoy día 5 años a una universidad, es mucho más fácil, en internet hay mucha información. Se puede aprender y hasta participar en programas de empresas privadas o gobiernos que otorgan recursos y capacitaciones”.
Lo que la teoría no da hay que encontrarlo en la práctica
A modo de recomendación, el experimentado mentor radicado en Cali, aporta: “siempre me gusta decirles, sobre todo a los jóvenes, que lo ideal es montar una empresa luego de haber sido empleado. Si se tiene la oportunidad de emplearse, aunque sea empresa familiar, pero tomar la experiencia de tener un jefe, eso es algo que no se aprende en la teoría”.
Para Julián, el hecho de conocer de primera línea la administración de personal es clave y fundamenta diciendo: “Por más que llegue alguien con las mejores calificaciones, tras haber estudiado administración, si nunca han vivido la experiencia de ser empleado, será difícil que pueda manejar gente, porque va a estar en un terreno desconocido”.
Atravesar las tormentas
Los primeros años de un emprendimiento pueden estar cargados de problemas, casi como una carrera con vallas, donde hay que saltar a tiempo al dar cierta cantidad de pasos. Sin embargo, Fernanda, que otorga talleres de creatividad y de concreción de metas, haciendo foco en una mirada de tener un para qué y equilibrio en la vida, brinda otro enfoque: “Obstáculos siempre va a haber, pero podemos mencionarlos así o bien tomarlos como oportunidades, depende de la visión de cada uno”.
Ante tal aproximación, se explaya: “Hay un libro que me gusta mucho que se llama “El sutil arte de que todo te importe un carajo” (Mark Manson). Allí, se habla de que somos solucionadores de problemas, pero elegimos los problemas que queremos solucionar, es decir si estoy en un trabajo, tendré problemas relacionado a ello, si decido emprender, los tendré por ese lado”.
Visualizar el éxito
La concepción de éxito es muy subjetiva, pero existen indicadores que pueden dar la pauta de que un emprendimiento está haciéndolo bien en sus primeros años. Sobre esto, Julián explica: “no es una cuestión de tiempo, sino de madurez y alcance de mercado. Por supuesto, también, estabilidad financiera. La mayoría de los emprendimientos arrancan con deuda, así sea con uno mismo, entonces uno empieza a definir puntos de equilibrios y eso marca el hecho de salir a flote o no. En el momento que las necesidades del emprendedor están cubiertas, con resto para definir un crecimiento constante, pues es un momento como para considerarse establecido”.
Reflexionar y planificar para obtener una visión de futuro
Desde un costado más sensorial, dejando de lado lo numérico, Fernanda entiende que, al emprender un nuevo proyecto, “es fundamental la reflexión y la planificación, tener momentos en donde se visualice como se pretende que se den las cosas de aquí a un tiempo, eso da un mapa de ruta”. ¿Para qué sirve el mapa de ruta? La entrevistada responde: “servirá para ir marcando hitos, que estén relacionados con el plan y esa visión final, lease capacitación, lanzamiento de productos, etc. En cuanto a la visión, será lo que empuja y motiva cuando las cosas no van bien. Siempre se puede recurrir a ella para recordar por qué se hace tal cosa”.
Por último, Fernanda también invita a reflexionar sobre los modos de trabajar en esos primeros años de un emprendimiento, que pueden ser útiles como un modelo que luego perdure en el tiempo: “hay que trabajar un paso a la vez, con la visión a largo plazo, la ruta, que puede variar, pero con una planificación y ejecución semana a semana, para que todas las semanas cuenten y poder tener indicadores de éxito. No solo de lo ya logrado, sino del proceso”, comenta y cierra con una frase de cabecera: “pequeños pasos sostenidos en el tiempo, generan grandes realidades”.