Tomar decisiones

El éxito es una cuestión de buenas o malas decisiones

Cuando las opciones son similares, es común perder largos minutos pensando en cuál de ellas escoger. Sin embargo, puede que los resultados no tengan grandes consecuencias. Entonces, ¿vale la pena perder tiempo en esos detalles?
Emprendedores
El éxito es una cuestión de buenas o malas decisiones

¿Cómo afrontar la toma de decisiones?

Desde que se abren los ojos por la mañana hasta que finaliza el día por la noche, la vida coloca por delante incontables situaciones que requieren de una decisión. Algunas de ellas tendrán consecuencias irrelevantes, o al menos eso se cree, mientras que otras quizás definan el futuro de un negocio. Ahora bien, resulta útil pensar en algunos aspectos que invitan a relacionar tres conceptos: las decisiones, el tiempo y el éxito. Nadie sabe con certeza cómo impactará cada decisión en el futuro, pero sin dudas existen principios para afrontar la toma de decisiones y así ahorrar tiempo y energía.

En esta misma línea, también se suman los imponderables. Siempre hay un margen que habilita a aquellos sucesos que pueden sorprender. Sin embargo, es fundamental que cada vez que se toma una decisión, convencerse de ello. Todas las opciones cuentan con variables y tendrán diversos resultados, sin embargo, la duda no debe ganar protagonismo, ya que puede transformarse en un gran enemigo si no es controlado. Por lo tanto, lo ideal es siempre entender que toda decisión, cuán grande sea, implica un riesgo. A veces el “fracaso” es necesario para recapacitar, levantarse y crecer.

Frente a este marco, existe un interesante postulado para reflexionar acerca de esta realidad. El mismo se conoce como la paradoja de Fredkin y lleva su nombre en base al filósofo y profesor de física digital llamado Edward Fredkin. Si bien esta idea será desarrollada con mayor profundidad en las siguientes líneas, a modo de introducción merece la pena sintetizar cuál es su fundamento. De forma simple se podría decir que la paradoja se centra en la toma de las decisiones, la cantidad y la similitud de las opciones y sus consecuencias.

Cuáles son las consecuencias de hundirse en la indecisión

Cuando tomar una decisión se transforma en todo un problema, es importante el autoconocimiento para poder superar aquel obstáculo. Existen algunos aspectos personales que influyen en la decisión y por eso es clave tenerlos presentes. Entre ellos se encuentra el miedo al fracaso. Esta característica no solo genera estancamiento, sino también una actitud negativa que conduce a resultados negativos. Es una especie de autoboicot inconsciente que no permite crecer.

Por otro lado, la falta de confianza en uno mismo incide en grandes medidas. A veces resulta difícil tomar conciencia de aquella realidad, pero la misma termina siendo un gran freno para cualquier emprendedor. Buscar internamente y rescatar aquellos aspectos positivos o cualidades personales ayuda a vencer este problema. El objetivo debe estar puesto en hacer y aprender, minimizando las pérdidas lo máximo posible, pero sin dejar de intentar. Además, apoyarte de las personas presentes será otro gran envión.

Por otro lado, ante estos posibles momentos de estancamiento, también resulta necesario comprender que tarde o temprano hay que decidir. Quedarse con las manos vacías suele ser un camino muy perjudicial. En muchas ocasiones se dice que es peor dejar transcurrir el tiempo y no decidir antes que optar por aquella opción que quizás se considera como la “peor”.

La paradoja de Fredkin: un postulado que invita a la reflexión

Desde tomar un producto en el supermercado frente a múltiples opciones, hasta la elección de un lugar para invertir, las decisiones forman parte de la vida cotidiana de todas las personas. En este contexto es que la paradoja de Fredkin plantea que cuánto más parecidas sean dos opciones, menos importancia tendrá la decisión tomada, aunque más difícil será elegir entre una de ellas. Por lo tanto, de forma constante se le dedica un gran tiempo a aquellas decisiones que poco importan verdaderamente.

En esta misma línea, un caso interesante ocurre con la multiplicidad de opciones. Cuando se habla de que la cantidad de variantes son muchas, se supone que será más fácil elegir por una, dos o más de ellas. Su especificidad tendría que ser un amigo a la hora de escoger, ya que permitiría quedarse con aquello que mejor responde a los intereses personales y descartar lo que no condice. Sin embargo, la realidad es que muchas veces cuando hay tanta cantidad de opciones, el desconcierto en el ser humano se hace presente con mayor fuerza.

En este sentido, la paradoja de Fredkin invita a pensar precisamente eso, cómo nos quedamos paralizados sin decidir. Minutos y horas intentando analizar qué opción es más importante, cuál es mejor, los resultados que la misma traerá. A su vez, no solo se pierde tiempo, también se pierde energía y oportunidades.

Por qué es importante tener presente esta paradoja

A modo de sintetizar lo desarrollado hasta aquí, se puede decir que considerar este postulado nombrado en honor a Edward Fredkin es una herramienta sumamente útil para la vida cotidiana. Además de permitir ahorrar tiempo, energía y aprovechar al máximo las oportunidades, ayuda a dejar a un lado preocupaciones que no valen la pena. Las pequeñas decisiones con bajo impacto en los resultados de tu vida no deben significar la pérdida de largos minutos.

En este sentido, el éxito no se alcanza de un día para el otro, es un camino que se debe ir construyendo desde los pequeños detalles. Cada hábito resulta fundamental para alcanzar aquellos objetivos deseados. Por lo tanto, es necesario dejar tiempo y energía para aquello que verdaderamente vale. Corriendo a un lado los detalles, hay que dedicarse a los asuntos de gran valor que tienen un impacto mayor en la vida.