Formarse uno para transmitir al resto: facilitador de conocimiento
El camino de Ángel Francisco Cordero Tobar, es muy similar al de cualquier otra persona que transcurre sus estudios universitarios y sale luego a buscar el mejor andar profesional. Sin embargo, en una de esas vueltas que tiene la vida, “Pacho”, apodo por el que sus conocidos lo llaman debido a las raíces ecuatorianas por parte de su madre, se encontró con una posibilidad para la cual hay que tener un extra, una vocación, que es lo que destaca a un buen facilitador.
Tras finalizar sus estudios como Ingeniero en Sistemas y Computación, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra en República Dominicana, comenzó a trabajar en el sector de Zona Franca, desarrollando un software integral para todas las operaciones que se realizaban allí, junto a otros dos ingenieros, de los cuales uno ya era facilitador y le acercó una propuesta que cambiaría su destino, pero a la vez, el de un montón de otras personas: “vendían un centro de formación, por un monto que recuerdo eran 100mil pesos, que para la época era mucho dinero. Entré en la compra junto a mi compañero e iniciamos el Centro Computacional del Cibao”, recuerda Pacho.
Descubrir la pasión y el propósito de cada uno
“Siempre les digo a los emprendedores que deben identificar su pasión, la razón de ser. Hay un concepto japonés muy de moda, el ikigai, que resume eso y es justamente lo que hay que buscar. Mientras más temprano se identifique el propósito, más rápido das en la cuenta que el trabajo se convierte en pasión y en diversión”, expresa Ángel, quien logró identificar su propio propósito y hoy lo lleva a cabo como Coordinador de Innovación, Emprendimiento y Vinculación Corporativa en Capex, a la vez que prepara el lanzamiento de una plataforma personal, llamada Dhitema Training, en la cual reunirá todo su material de instrucción, en diferentes formatos y canales.
Su historia como facilitador comenzó casi como quien no quiere la cosa, como suele decirse. Es que ante la falta de alguien que de una clase los sábados en el Centro Computacional, dio el paso al frente y allí descubrió su verdadera vocación: “asumí el reto en parte porque no podíamos darnos el lujo de contratar otro facilitador”, comenta y sigue narrando: “era un curso de verano en 1990. Cuando entré al aula me encontré con niños de 4 a 8 años, que me dijeron papi, señor, hasta profe, todo lo que un niño puede decirle a un facilitador, pero ese día me di cuenta de que enseñar era mi pasión y que era bueno para eso, para transmitir conocimiento y transformar vidas”.
30 años de experiencia y miles de vidas impactadas
Si se toma en cuenta el inicio de Ángel como formador, en el año 1991, cuando comenzó a inculcar conocimientos a través del INFOTEP también, un organismo al que las empresas recurren constantemente, lo que le dio un nombre, lugar y reconocimiento con el correr del tiempo, se puede hacer un cálculo rápido cuyo resultado es impresionante: “estimo que he impactado a más de 50.000 personas en lo que va de mi carrera”, afirma.
Sin embargo, esa cifra no incluye a aquellos que han recibido su conocimiento de manera indirecta, en charlas o talleres, porque “Pacho” continuó agregando valor a su expertise: “además de la tecnología me he formado en emprendimiento, mediante la OIT (Organización internacional del trabajo), con el programa IMESUN. Este programa forma emprendedores y facilitadores, por lo que hace casi 10 años también guío a emprendedores, incursionando en coaching”. Todo eso se combina en los cursos de tecnología que ofrece, en los que la premisa es: “motivamos a la gente a monetizar el conocimiento, convertirlo en dinero”.
El conocimiento se puede monetizar
Hay algo en lo que Ángel cree fervientemente y es en la idea de monetizar el conocimiento. Esto se condice con la visión de Capex, que habla de convertir el conocimiento en riqueza, mismo concepto.
¿Pero cómo?, esa es la pregunta retórica que se hace el Ingeniero en Sistemas y Coach de emprendedores: “En Latinoamérica, como consecuencia del manejo estatal de la política, los sueldos no suelen alcanzar para que un profesional subsista y hay que buscar una alternativa necesariamente, otra fuente de ingreso”, comienza respondiendo y agrega: “esa fuente de ingresos es aquello para lo que eres bueno. Tienes que potenciar tu habilidad y ponerla a disposición de tu comunidad, nación, familia y hasta planeta al fin”.
Con el propósito de profundizar esta declaración, ejemplifica: “siempre que me toca formar emprendedores del área finanzas o contabilidad, les digo, sobre todo a quienes llevan igualas de contabilidad por el hecho de que una pyme no tiene los recursos para mantener un área de finanzas y recurren a ellos en particular o a su empresa, ‘tienen el conocimiento y herramientas para brindar un servicio como igualas de contabilidad, pero deben agregar valor para diferenciarse’” ¿Cómo?, vuelve a plantear su propia pregunta y responde: “Yo me especializo en Excel por ejemplo, entonces les transmito que más allá de ese proceso de recoger los documentos, elaborar y presentar reportes, podrían guiar, acompañar o hacer notar como mejorar a la otra parte. De esa forma, con lo que aprenden de Excel, de convertir datos en tablas en información, tablas dinámicas y más, pueden ofrecer un valor agregado que otros no aprovechan, como el hecho de organizar las empresas de clientes. Al final, será un beneficio para todos, porque en lugar de tener que recibir una caja con papeles, volantes de depósito, facturas, etc. Puedes proveer una plantilla para que ingresen todo en Excel y simplificar el proceso. Eso es monetizar”.
Aprovechar lo que la era digital otorga
Algo que también le gusta transmitir a Ángel, en el sentido de motivar a emprendedores, es el hecho de utilizar las bondades de esta era digital: “Si eres bueno haciendo dulce, tal vez manualidades o en lo que sea, entonces lánzate, trata de convertir eso en dinero y más ahora cuando tienes a disposición las redes sociales e internet. Son medios, canales idóneos y gratuitos para iniciar, proyectarse y fortalecerse”.
El privilegio y el peligro de la tecnología como protagonista de época
Si hay algo de lo que Ángel Francisco Cordero Tobar puede hablar con seguridad, es de tecnología y computación, pero no solo por su profesión y nivel académico, sino por el hecho de haber vivido el despertar y posterior desarrollo de todo lo que se dio en esa área: “Yo he tenido la ventaja y fortuna de poder transitar todo el trayecto, desde que salió la primera pc en 1981 (IBM PC), sin disco duro, ni mousse, pantalla blanco y negro, hasta esta época en donde los equipos los tenemos en la palma de la mano”.
El haber incidido en el Centro Computacional del Cibao, le dio un nivel más en esa experiencia con la masividad de la tecnología: “no era común que las computadoras existieran en todas las empresas, menos en colegios y escuelas. Había una necesidad muy puntual. De hecho, llegamos a tener 5 laboratorios de 16 computadoras cada uno y fuimos el primer centro de internet en la región norte del país en 1995”, rememora, destacando de alguna forma también una cuestión clave para cualquier emprendedor que es la investigación de mercado y el aprovechamiento de las necesidades puntuales del mismo, en un momento determinado.
Lo bueno de vivir en una era tecnológica
“Siempre he dicho que los que vieron el cambio del siglo y milenio, son privilegiados, pero no solo por esa situación histórica, sino porque han vivido una era donde la información que se maneja en un mes es más grande en volumen que en todo el resto de la humanidad. Es la era de la transformación digital y somos protagonistas del proceso, que rompe paradigmas, esquemas, en todos los órdenes”, relata Ángel.
Ante tal contexto descripto, el protagonista sienta una posición y otorga una valiosa mirada, en forma de consejo, pero también de llamado de atención: “si ponemos de ejemplo a un plomero, electricista, o cualquier otro oficio, hay que decir que quienes no se actualizan o cambian su entrenamiento en tecnología, internet y redes, van a quedar cada vez más rezagados”. Es que para “Pacho”: “todo llegará de forma digital y aquellos que se formaron en otros tiempos, deberán volver a formarse y adaptarse”.
En este punto, el experimentado facilitador rescata el rol que puede cumplir una plataforma como Next Idea 4U: “brindan el trampolín para que las personas puedan cambiar ese paradigma y entrenarse, formarse para lo que depara el futuro, un futuro totalmente digital y automático”.
Lo malo de casarse con la tecnología y los estímulos digitales
No todo es color de rosas en esta era digital que se pronuncia a cada año que pasa y que no parece tener camino de vuelta. Vamos hacia un futuro en donde la virtualidad se hará parte importante de la cotidianeidad y por eso, para Ángel, hay cuestiones importantes a tener en cuenta: “yo uso una frase que dice ‘la tecnología cambiará la forma, pero jamás el fondo’, que son los valores. La conexión a la pantalla debe controlarse, sino pasaremos a ser autómatas, se crearan vicios naturales en los seres, que ahora no los vemos pero, en adelante, los niños de hoy serán personas individualistas y habrá una mayor tendencia a sufrir depresión”.
Por tales motivos, también afirma: “Yo soy abanderado del movimiento slow, que propone, ante toda esta vorágine, a la lentitud como un superpoder. Hay que buscar un equilibrio, conectar con la naturaleza y administrar el tiempo con la pantalla”.
La perfección es enemiga del crecimiento
La sentencia de este subtítulo puede parecer algo confusa y hasta incoherente, pero se trata de un concepto del cual Ángel Cordero hace gala y así lo explica: “en mi opinión, todo ser humano tiende a ser perfeccionista. Yo tiendo a serlo, pero a través de mi trayectoria profesional y humana, me he dado cuenta de que la perfección no existe. Uno puede acercarse a eso, pero en realidad ser perfeccionista nos aleja de la independencia de criterio. Los perfeccionistas no confían en el trabajo del otro y ahí radica el error”.
Una vez hecha esa introducción, se explaya y amplía: “Lo que siempre trato de transmitirle a mis emprendedores es el saber delegar, pero no delegar por delegar, sino dar instrucciones claras, precisas, entendibles y, sobre todo, confirmar que lo que se instruye está siendo recibido de la forma correcta. Es decir, si das una instrucción y das por hecho que se entendió, pero al final no fue así, luego los errores en la vida se pagan con tiempo y dinero. Entonces, al dar una instrucción, preguntar ¿Qué vas a hacer? Y hasta que la respuesta no sea la esperada, no dejar de instruir, porque luego se termina cayendo en eso de querer hacer todo uno y lo cierto es que buscar la perfección te limita”.
La Next Idea de Ángel “Pacho” Cordero
La intención del experimentado facilitador dominicano es potenciar su proyecto personal de Dithema Training, con “videos que no son tradicionales, sino que atacan y apuntan a temas muy específicos para ganar productividad y sacar el potencial de las personas. Pasar de datos a información, partiendo de procesos simples, pero alcanzando resultados poderosos”.
Pero más allá de eso, hay otros planes en el futuro cercano y tienen que ver con una faceta más artística de su parte: “tengo ganas, hace muchos años, de escribir un libro. Me inclino por la poesía, ya que cuando me inspiro tengo mucha información para ello”, y a eso le suma: “me he propuesto entonces durante 2022 hacer dos libros, en paralelo con otros proyectos. Uno con esa recopilación de mis escritos, que probablemente se llamará ‘susurrando al oído’ y tendrá la particularidad que parte de lo que tengo escrito irá acompañado con una ilustración acorde y estará conectado con códigos QR para que quien esté leyendo, también pueda escuchar los poemas con la voz de distintas personalidades del país. Quería sumar realidad aumentada, pero no es seguro”.
Respecto al otro libro: “sería sobre tips productivos de Excel, apuntando muy específico a temas que se presentan en el área laboral, con lenguaje universal para utilizar en cualquier lugar de Latinoamérica, porque al fin de cuentas son los mismos números, indicadores y cuentas. Solo con mencionar que comencé a enseñar Excel cuando ni siquiera existía, estaba lotus 1,2,3 solamente, queda clara mi especialización”.