Está más que claro que la pandemia ha transformado el paradigma del empleo y producido cambios estructurales en la relación con el trabajo. Tanto para emprendedores como para profesionales muchas dinámicas se vieron alteradas y debieron aplicar estrategias nuevas de manera obligada como soluciones de urgencia.
En ese contexto, el trabajo remoto tomó principal protagonismo y pasó a estar en la vida de la mayoría, aunque hasta ese momento parecía algo muy lejano. Juanma Rodríguez, fundador y Co-CEO de Interfell, exactamente así lo observa: “Antes de lo que ocurrió con este tema de la pandemia el trabajo remoto era un tabú. Ni se pensaba en la modalidad para intentar aplicarla en las empresas, emprendimientos o proyectos, no existía esa posibilidad”. A partir de este viraje, o gracias a él, el venezolano analiza la visión empresaria: “Muchas empresas internalizaron la idea de que podían contratar fuera de su país talentos con capacidades técnicas o culturales que se ajustaran a su proyecto, como también entender que podían expandirse sin la necesidad de tener una oficina presencial”.
En el mismo sentido, Juanma mantiene su mirada en la proyección positiva en la coyuntura y continúa viendo oportunidades por delante que respaldan el modelo: “El entorno es favorecedor y el modelo da extrema confianza y seguridad que permite expandirse para que la empresa o el proyecto no quede en el mercado local, a partir de colaboradores puedes saltar hacia el exterior y abrir oportunidades para tu marca, eso con la presencialidad era imposible”.
“Ahora”, reflexiona Juanma pensando en el presente, “estamos pasando por una época de transición donde ya no trabajamos en remoto cien por ciento obligados y comenzamos a decidir si continuar así o no”.
Pensando en el mismo fenómeno pero desde una mirada distinta aunque complementaria, Bárbara Rettig, Directora de Talento en Octhopus, expresa los resultados de este proceso: “La pandemia ha demostrado que hay muchos trabajos que se pueden hacer de manera remota, que hay viajes que no tienen sentido y que hay costos de oficinas que se pueden ahorrar, entre otras cosas”.
Al mismo tiempo, la especialista en Talento Humano afina el ojo sobre algunos conflictos: “No podemos desconocer que ha sido difícil, principalmente para las mujeres que se han tenido que hacer cargo simultáneamente del cuidado de los hijos, sus clases en línea y el trabajo remoto”, advierte. Sin embargo, al igual que su colega, ve luz al final del túnel: “Pensando en un contexto más normal, en donde los hijos asisten al colegio, hay muchísimas tareas que se pueden hacer desde casa y el trabajo se acomodará mucho mejor”.
Ante esta pregunta tan concreta, las respuestas pueden ser muy variadas e incluso arrastrar un cierto grado de imparcialidad según cada perfil. No obstante, los especialistas comparten miradas muy críticas y por demás interesantes.
Juanma, por su parte, relativiza muy acertadamente: “Hay personas y que empresas que pueden, y otros que no. No podemos digitalizar el mercado global, hay negocios que se vieron obligados y tienen un mix, pero otros que no”, explica, aunque confirma: “A mi criterio es verdad que llegó para quedarse porque se estableció una nueva modalidad, una nueva oportunidad de cómo trabajar”.
Al mismo tiempo, Rettig plantea una dicotomía parecida: “Para ciertos tipos de tareas yo creo que sí, hay empleos que no tiene sentido que regresen a una oficina para ejecutar las tareas que son necesarias, aunque por otro lado la presencialidad permite la socialización o mantener el contacto”, exclama y desarrolla incorporando un factor clave: “Si te organizas con tu equipo de tal manera que puedas trabajar en momentos oportunos y usar una plataforma, claro que se puede trabajar de manera remota”.
“El trabajo remoto descansa en la disponibilidad de las plataformas”, sentencia Rettig retomando una variable trascendental del fenómeno que ya había adelantado. En este sentido, continua: “Las plataformas son fundamentales cuando tu trabajo tiene una relación con un equipo, aunque sea de uno a uno siempre tienes que tener un espacio donde entregar, coordinar, tener meeting, etc”.
A partir de este análisis, la chilena propone algunas opciones que a su criterio pueden ser las más convenientes: “En nuestra empresa utilizamos Slack, ya que para equipos que trabajan en la misma zona horaria es muy funcional, pero para aquellos que no coincidan una muy buena opción puede ser Todoist”.
Dentro de otro rango de clasificación, Rettig menciona algunas otras plataformas útiles: “Por otro lado están los gestores de proyecto, como Monday o Trello, estas te permiten llevar un control, calendario y ver en qué estado están las tareas en las que otras personas participan”.
Desde su calificada experiencia, Juanma tiene en claro cuáles son los elementos fundamentales de un emprendedor o profesional que busca insertarse en la modalidad del trabajo remoto y desarrollarse con buenos resultados. De manera clara, por lo tanto, desglosa a continuación cuatro variables.
“Lo primero es el entorno”, comienza a enumerar, “el espacio de trabajo, tu sitio, tu espacio personal para trabajar es muy importante porque se debe contar con mínimas condiciones garantizadas: internet, servicios, silencio, no tener distracciones. A pesar de que estés en tu casa tienes que estar netamente centrado”, asegura.
“En segundo lugar tienes que aprender a comunicarte de manera efectiva y asíncrona, si no puedes ser conciso, inmediato, preciso, comunicar la información y recibir el feedback a través de los medios o canales indicados dentro de la comunicación, nunca vas a expresar tu idea, tu trabajo o tu objetivo”, continua Rodríguez, “estos son pequeños momentos para demostrar lo valioso que es tu tiempo y tu trabajo. La comunicación efectiva y asíncrona es la clave principal”.
En tercer lugar, el fundador de Interfell, acerca el tópico de la organización: “Por los pocos tiempos que existen de interacción y de trabajo, la organización puede ser un reto. Se necesitan espacios digitales organizados, me refiero a documentos, meets, mensajes, mails, conversaciones, entre otros, por ejemplo. Es necesaria una organización rápida e instantánea”.
Por último, Juanma conjuga también el factor humano, igual o más importante que los anteriores: “La empatía es un punto muy a favor en el trabajo remoto, es probable que no conozcas a la mayoría de tus compañeros al trabajar en remoto”, explica, y en el mismo sentido desarrolla: “Tienes que estar presto, saber que existe el otro para construir relaciones productivas en el corto, mediano y largo plazo en pos de la ejecución de una corporación. La empatía es un punto a favor que debemos tener principalmente todas las personas que trabajamos remoto”.
Como vemos la transformación ya se dio y gran parte de la adaptación a la modalidad del trabajo remoto también, aunque no por completo todavía. Con respecto a esto último, muchos temores se mantienen latentes y se torna un tanto complejo desprenderse de lo que fue una modificación de hábitos forzada y repentina.
Con una mirada prometedora y positiva respecto a esto, Rettig reflexiona trayendo algo de calma: “Yo creo que la transformación que se dio en la pandemia no refleja las condiciones reales ni ideales en las que se puede llevar adelante el trabajo remoto. Si alguien está pensando en que la experiencia que se vivió sería el trabajo remoto para siempre, creo que lo está viendo desde un punto de vista equivocado”.
“A diferencia de la pandemia” concluye Rettig, “cuando tienes la oportunidad de preparar a la gente para trabajar remoto, cuando tienes un buen espacio, equipo, internet, aprendes a utilizar la tecnología que requieres, las condiciones se dan perfectamente. Ese control que habíamos perdido se puede recuperar a través de esta organización y de una infinidad de nuevas herramientas que se potenciaron mucho en este último tiempo”.
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