Razones para renunciar
Los motivos por los que una persona se aleja o abandona un empleo, pueden ser numerosas y diversas, pero hay muchas que terminan siendo derivados de un mismo problema. Aún cuando quizás la propia persona no se de cuenta de la raíz de todas aquellas pequeñas cosas que en conjunto terminan por hacerlo tomar la decisión de renunciar a su trabajo, lo cierto es que puesto bajo la lupa, suele existir una causa mayor.
Hablamos de causas mayores para referirnos a un motivo lo suficientemente potente como para menoscabar la relación de un empleado con la empresa. Puede ser que se trate de que el empleo no se condice con los gustos e intereses de la persona, que la compañía no presente posibilidades de crecimiento, ni políticas en favor del empleado o bien que el vínculo humano no sea el acorde.
La figura del jefe: un elemento crucial para el bienestar en el empleo
Un jefe siempre marcará el tono y provocará impacto en el equipo de trabajo, por ende en el clima general con el que se convive día a día. Ese impacto puede ser positivo, algo más neutro o directamente negativo. Es que el llegar a jefe no significa ser un buen líder.
Tan importante es la figura del jefe y sus características para liderar, que puede determinar la continuidad o el alejamiento de una persona de su trabajo. Es decir, una mala conducción, puede llevar a un empleado a tomar la decisión de dejar su empleo, aún cuando el puesto que tenía lo conformaba desde otros aspectos, sea tareas a realizar, salario, beneficios, etc.
Cuándo el jefe es perjudicial
Si un empleado decide renunciar, motivado en esa decisión por el desempeño de su jefe, lo cierto es que hay algo que no está funcionando bien. Será tarea del líder revisar sus modos de proceder, así como la manera en que dirige las tareas y los objetivos a cumplir por su equipo de trabajo.
Una imagen rígida y superior
Uno de los errores más recurrentes se da en la forma en que el jefe o líder construye su imagen. Suelen pensar algunos que al marcar la diferencia entre jefe y empleado, de una manera tajante y con posturas rígidas, que promueven formas de liderar más asociadas a castigar que premiar, quien está por debajo en la estructura acatará de mejor manera las órdenes y su rendimiento será más eficaz.
Nada más lejos de la realidad. Sobre todo en los últimos años, la tendencia es netamente contraria a ese pensamiento, ya que las generaciones más jóvenes, con los centennials a la cabeza, solicitan otros tratos y una apertura mental que tira hacia la flexibilidad, la empatía como valor fundamental y el compromiso con causas sociales, y hasta de medio ambiente.
Entonces, cuando un empleado se encuentra con un jefe que si sitúa en una posición de superioridad absoluta, bajando una línea de mandatos rígidos e imponiéndose a través de la autoridad que le otorga su cargo, es muy probable que más pronto que tarde termine renunciando, no tanto al empleo en sí, sino a ese jefe dominante.
Mostrarse inaccesible
Otra situación que puede darse y termina repercutiendo de forma negativa, es la del jefe que no se muestra. Es decir, no es necesaria la presencia física en un mismo lugar con su equipo de trabajo, porque eso es algo que en los últimos años ha cambiado y de hecho muchos líderes hoy tienen personas a cargo en distintas locaciones. Sin embargo, sí es importante sostener un contacto fluído, a través de las tantas herramientas y tecnologías (TICS) disponibles.
Cuando se pierde esa comunicación directa con el jefe, pasando a recibir las pautas de trabajo desde supervisores a compañeros u otras figuras, se rompe el vínculo y hay una lejanía cada vez mayor, que puede terminar por hacer que el empleado decida renunciar ante la falta de conducción o sentir que no hay un apoyo o respaldo del líder.
Además, uno de los comportamientos que más aporta a la construcción de un equipo sólido y con potencial desde la eficacia, es la escucha activa. La buena comunicación es una pieza fundamental para establecer relaciones de confianza, que perduren en el tiempo y generen empatía entre los miembros de una organización. Está comprobado que los talentos jóvenes le dan una gran importancia al hecho de ser escuchados.
Recomendaciones para evitar la renuncia al jefe
Hay tres claves que pueden ayudar a cualquier jefe a que sus empleados no renuncien ante su liderazgo.
Planificación eficaz
Poder estar preparado y lograr anticiparse, así como reconocer las señales que emite un equipo cuando está descontento, desmotivado o molesto, es fundamental para evitar a tiempo la renuncia silenciosa, que luego derive en una renuncia efectiva.
Flexibilidad como pilar
Liderar valorando la flexibilidad laboral, que puede darse en los horarios, en la posibilidad de trabajo remoto, entre otras medidas, es un pilar en estos tiempos.
Reconocimiento del trabajo
Un buen líder siempre debe tomarse el tiempo para reconocer el trabajo de las personas a las que lidera. Un empleado que se siente reconocido, al que se le dan las gracias por su aporte y hasta se lo puede llegar a premiar de otra manera, con beneficios, probablemente construya un sentido de pertenencia que aporte a su productividad y compromiso con el empleo.