Ivana Rojas Alborno
Desde Colombia 
La pandemia llegó en un momento en el que todavía el empleo sostenía una forma y organización tradicional. Trabajos delimitados por hora, edificios repletos de oficinas, reuniones presenciales, emails, llamados y algún que otro proceso interno de comunicación a través de internet. El siglo XXI trajo consigo toneladas de avances tecnológicos, sin embargo, no parecían impactar en esa configuración del empleo.
Aunque algunas empresas comenzaban a rever los comportamientos, estructuras y modalidades de empleo, no existía todavía un plan definido para actualizar las maneras en que los trabajadores se desempeñaban diariamente. Lo explica más claro Isaac Hernández, consultor de transición de carrera y fundador de la firma Mi Plan de Carrera en México: “Ha quedado en evidencia que ningún empleado ni empleador tenía un plan de emergencia. No sabíamos que hacer, como comportarnos, que iba suceder y como remediarlo. A las organizaciones les ocurrió igual porque al ser manejadas por individuos, dependen de la cantidad y calidad de esas personas para desenvolverse en un escenario de emergencia. Estábamos tan acostumbrados a dejar que el día corra que no reparamos en estas cuestiones, no estaban establecidas la forma de reestablecer operaciones por medios alternativos”.
Sobre esa misma visión, coincide el Investigador del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) A.C, Max Santa, quien ya ha colaborado en trabajos sobre empleabilidad futura: “el principal desafío, tanto para empleados como empleadores, fue adaptarse de forma súbita a un nuevo entorno de trabajo que para muchas empresas solo existía en la teoría, pero no tenían experiencia práctica (por ejemplo, el home office)”.
Desde Colombia, Zónifer Villaroel, que se desempeña como Consultora de Carrera en Manpower Group y es Psicóloga con certificación en coaching ontológico y magister en comportamiento organizacional, destaca algunos desafíos más en relación a lo que tanto empleadores como empleados tuvieron que enfrentar una vez que la pandemia se apropió del contexto. Retos para los cuales no existían antecedentes ni previa preparación: “el reto fue el de instalar la trasformación digital en corto tiempo y liderar en un entorno remoto cuando antes no formaba parte de la cultura. Construir tácticas para cumplir con los objetivos a pesar de las dificultades del mercado y la infraestructura, además de mantener a su vez una cultura empresa cohesionada en el ambiente remoto”.
De todas maneras, aunque la sorpresa de la pandemia encontró a empleadores y empleados en una posición que costó resolver en lo inmediato, el correr del tiempo amortiguó el impacto y terminó dando como resultado una reconfiguración del empleo, que pensando en lo que será el escenario post pandemia, los especialistas coinciden en que no hay vuelta atrás, que los cambios introducidos han llegado para quedarse y que de ahora en más será necesario adaptarse a tales modificaciones.
Particularmente, el internacionalista Max Santana estima un escenario en el cual: “Algunas organizaciones regresarán a la normalidad o intentarán adoptar algunos pequeños cambios según sus capacidades internas, pero para otras empresas, que obtuvieron aprendizajes durante la pandemia y adoptaron una visión a futuro, es claro que la naturaleza de trabajo ha cambiado para lograr ser sostenibles en el largo plazo. Estas empresas apostarán por un modelo de negocio resiliente a choques externos por lo que seguirán promoviendo su transformación tecnológica pero también un modelo de negocios integral que incluya el bienestar de sus empleados, el medio ambiente y la comunidad en la que se desenvuelven. Los llamados ESG”.
En una sintonía similar, con una visión de los cambios como algo sin retorno, la Licenciada Villaroel expresa: “No veo factible la posibilidad de volver a una normalidad previa a la pandemia, porque muchas de las adaptaciones que se realizaron seguramente continuarán en el retorno progresivo a la presencialidad. La presencialidad en algunos casos será parcial, en otros será total, pero en algunos contextos tal vez no se ejecutará en lo absoluto” y sobre eso, suma: “Las variables que forman parte del nivel de empleabilidad sin duda sufrieron una evolución veloz que no tendría retorno, más bien considero que continuará hacia el cambio, la flexibilidad, la innovación, el agilismo y la transformación digital (entre otras)”.
Cambiando su enfoque, desde la vista de un trabajador, Zónifer marca algunos puntos claves de la adaptación y la nueva realidad que se vivirá post pandemia: “Fue necesario encontrar un equilibrio de vida y trabajo, que se vio completamente afectado, para hacerle frente a los cambios emocionales constantes y a su vez mantenerse igual de productivos. Manejar la incertidumbre y la ambigüedad enorme que se vivió”. Aprendizajes que han derivado en una concepción distinta del trabajo, de las responsabilidades. Se han puesto en práctica diferentes formas de asumir las tareas diarias y de encarar el día a día que, con vistas al futuro inmediato, tienen un impacto directo en el empleo post pandemia.
“La pandemia cambió al empleo. Es una realidad, no hay vuelta de hoja. Hoy el mercado laboral ya no requiere tanto de títulos universitarios, como de preparación en un campo específico de conocimiento. Hay muchos países en el mundo que empiezan a evaluar más el talento que virtudes académicas. Muchas veces lo que se ha estudiado queda atrás, lejos en el tiempo y es necesario actualizarse”, define el experto en Recursos Humanos Isaac Hernández.
El propio Isaac, se centra en una visión más personalista y analiza los cambios que ha afrontado un empleado, principalmente en cuanto a prioridades y como eso condiciona el empleo post pandemia: “La pandemia nos dejó desnudos con nuestra propia realidad. Todos íbamos a trabajar porque nos sentíamos útiles o porque era una salida de casa, por el dinero o cualquier otro motivo, pero la pandemia nos puso frente a frente con nosotros mismos y puso a prueba las relaciones interpersonales, capacidad de resiliencia y sobre todo la inventiva. Tanto el individuo como el emprendedor, tuvieron que depender de esa inventiva para sacar adelante la situación”. Además, agrega: “Desde el punto de vista del empleado, nos ha hecho darnos cuenta de que vivimos para sobrevivir y son pocos los que viven además de su trabajo. La cantidad de tiempo que uno pasaba en el tráfico o todos los recursos que se enfocaban en ese traslado y cuestiones completamente ligadas al empleo y no a la vida personal, dejaban ocasionalmente un tiempo para decidir qué hacer y allí había que priorizar a que se le dedicaba. La pandemia reconfiguró las prioridades y pensando en el empleo post pandemia, el empleado probablemente sea más difícil de conseguir y de atraer, debido a que sus prioridades han cambiado por completo”.
Yendo a ejemplos concretos, que pueden parecer nimiedades, pero son una muestra clara de como se dispone el escenario del empleo post pandemia, se puede decir que hasta la forma de vestirse ha cambiado y probablemente cualquier empleado se siente más a gusto con lo puesto en casa que con un vestimenta tradicional o formal. Hernández amplia su comentario en relación a como el empleado ha modificado su manera de enfrentar un trabajo: “Ya no se va a encontrar el empleado tradicional de 8 a 5, no será fácil tener a ese empleado que quiera llegar a la oficina luego de atravesar una vía crucis todos los días, muchas veces por un sueldo que no le termina siendo favorable”, explica y cierra: “Quizás la pandemia enfrentó a un empleado promedio con esa realidad de que han estado a la sombra de una organización o de otro. Es un paradigma muy interesante, porque las personas han decidido finalmente dar un paso hacia el emprendedurismo, para hacer un esfuerzo en valor de sí mismos”.
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