Tatiana Cuadros Basis
Desde Perú 
La salida de la pandemia se ha convertido en todo el mundo en un proceso de numerosas transformaciones en varios sentidos. Muchas costumbres han cambiado e incluso se han modificado comportamientos que parecían absolutamente establecidos e inamovibles en nuestras vidas durante el pasado más reciente. En este contexto, claro está, el trabajo no ha sido la excepción.
Tal como se ha mencionado en otros artículos de Next Idea 4U, existe un cambio de paradigma social y generacional que se encuentra en pleno desarrollo y comienza a mostrarle a todos que los rumbos en el empleo y los negocios han tomado nuevos y acelerados caminos.
En relación a esto, el ecosistema emprendedor crece día a día y, por escases o elección, muchos micro emprendimientos empiezan a reemplazar fuentes de trabajo tradicional cada vez con más frecuencia.
Aportando claridad y certezas sobre el tema, Silvia Ligüera García, especialista en Recursos Humanos y consultora en Empleabilidad y Outplacement, asiente sobre esta mirada: “Desde mi experiencia como emprendedora y mi relación con personas que han buscado emprender o buscado empleo, noto que sí, que hay un auge fuerte que impulsa la iniciativa de emprendimientos”.
“¿Por qué se ha dado este fenómeno?”, pregunta retóricamente Liguera, y responde: “La realidad que uno de los motivos principales es que ha habido un cambio por necesidad, por urgencia, de buscar nuevas alternativas de ingreso ante un momento de crisis en donde el empleo se perdió o se volvió insuficiente”.
Es imposible comprender este fenómeno sin entender muchos de los cambios que han generado las cuarentenas y medidas de seguridad ante la amenaza del Covid-19 en todo el globo. En este sentido y confirmando la aseveración anterior, la psicóloga laboral y Outplacement Lead de Colaboral, Karen Jedinger Riera, asegura: “Veo un crecimiento en cuanto a los microemprendimientos, un crecimiento bien importante, y este se ha manifestado aún más por la pandemia ya que mucha gente debió reinventarse y otra no tuvo un cupo tan claro dentro de las organizaciones en relación a los nuevos requerimientos y necesidades”.
Sumando a esta última reflexión, Ligüera agrega algunos otros factores: “A partir de la pandemia, se dieron y proliferaron herramientas de comunicación que facilitaron desde nuestras casas plantear determinados tipo de proyectos comerciales o de negocio. Tal vez en otro momento para emprender había que hacer una gran inversión e instalarse en un local, pero la forma de ser visible cambió radicalmente y ha promovido la elección de poder emprender”, explica.
Los cambios pueden asustar y más aún cuando son tan notorios. Pero está más que claro que también traen consigo grandes oportunidades. “Hoy en día el pensarte como emprendedor te ayuda a ver diferentes formas de salir adelante, de sostener tu economía y también de experimentar tus propias libertades”, describe Ligüera, y completa: “Este fenómeno viene a sumar una alternativa más al mundo del trabajo que muchos tal vez cuando éramos más jóvenes ni siquiera la pensábamos”.
“Salir un poco de los esquemas tradicionales”, continúa Ligüera, “de viejos paradigmas del mundo del trabajo que implican cantidad de horas que tenemos que estar en una oficina, vínculos laborales de relación de dependencia y esquemas de contratación, contar con estas nuevas alternativas de realización personal, de alternativas de ingreso y elección laboral siempre es positivo”.
Asimismo, la especialista uruguaya le imprime a su reflexión un enfoque regional más que interesante de observar: “En países como los nuestros en los que el desempleo está a la orden del día en momentos de crisis, tener estas posibilidades de ver que es viable y no es tan difícil emprender con una inversión más de tiempo que de dinero, hace que el balance ante este escenario termine siendo positivo, ya que nos está dando una alternativa de opción de trabajo que hasta hace poco tiempo muchos no teníamos siquiera pensado”, ilustra apropiadamente Ligüera.
Como todo proceso complejo, no se puede ver este fenómeno contextual de manera ingenua o superficial. Si bien los factores positivos y aprovechables son claramente muchos y muy fructíferos, siempre hay que poner atención en algunos ejes para insertarse de la manera correcta.
En relación a esto, Jedinger entiende que cada caso es particular y se debe estar consciente de ello: “Este cambio será positivo siempre y cuando cada uno le saque partido y aprenda de las vivencias que trae, por lo que una buena experiencia dependerá mucho de cómo cada uno gestione dicho proceso”, advierte, y concluye: “Es clave en este caso no dejarse estar, encontrarse en constante crecimiento y que signifique un cambio real en tu vida para que lo transites con la dedicación que requiere”.
Inmerso en este escenario de plena transformación, el mercado laboral sigue detentando lugares que deben ser ocupados y, por supuesto, son codiciados por viejos y nuevos candidatos. Por esta razón, pensando en poder ocuparlos o incluso en la búsqueda de emprender exitosamente, el nuevo paradigma prioriza nuevas características y habilidades.
Para Ligüera, por ejemplo, aprender a buscar es fundamental: “Para la persona que no tiene experiencia, lo fundamental es que aprenda a cómo buscar, cuáles son las herramientas de búsqueda disponibles y cuáles son las más adecuadas según lo que está buscando, hoy en día hay un abanico de opciones que ha generado una especie de confusión si no sabemos por dónde empezar”.
“Por otro lado”, prosigue Ligúera, “las habilidades blandas hoy en día se están ponderando mucho más que cualquier currículum académico o histórico de experiencia laboral, por lo que es importante que nos enfoquemos en entrenarlas para poder adaptarnos a las nuevas necesidades constantes, hay que tener esa visión de mejora y cambio continua y debe ser positiva”, sentencia.
En paralelo con estas recomendaciones, Jedinger apunta a aquellas personas decididas a emprender: “Yo recomendaría a las personas que comienzan con micro emprendimientos que no se dejen estar y sigan perfeccionándose y desarrollando sus habilidades profesionales y personales”, asesora. Consecuentemente, desarrolla: “Si el proyecto no prospera o debe pausarse por algún motivo, no debe quedar desactualizado con lo que hoy pide el mundo laboral que cómo vemos se moderniza permanentemente”.
Ante esta pregunta que parece simple y obvia, la consultora chilena tiene una respuesta que puede considerarse como la base toda reflexión: “Más allá de si tiene sentido o no según el contexto buscar uno y otro tipo de trabajo, lo que importa es si te hace sentido a ti mismo”, pronuncia con sensibilidad.
Consciente de lo realmente importante y a partir de su experiencia, Jedinger concluye su idea: “Nunca hay que perder de vista los intereses y gustos de cada persona, hay gente que prefiere y busca emprender, y otros que prefieren un puesto de trabajo convencional. Lo que importa es que elijas lo que te genere un desarrollo personal y profesional, es encontrar donde te puedes desarrollar mejor en el mundo laboral y donde tú quieres estar”.
Partiendo del presente y pensando en el mundo que viene, las especialistas aportan visiones muy interesantes e invitan a pensar como hay que prepararse y que desafíos esperan en un futuro no tan lejano.
Por un lado, Ligüera reflexiona acerca del vínculo más directo con la tecnología: “La robotización en el futuro del trabajo es algo global e inevitable, en virtud del desarrollo es de esperar que muchas tareas que hoy hacemos se automaticen”, augura. Sin embargo, complementando esta idea e incluso pensando en los emprendedores, deduce: “Será clave generar puestos de trabajo y ofrecer servicios que las maquinas no puedan sustituir, hay habilidades humanas que son insustituibles”.
En un sentido similar, Jedinger agrega: “Vamos hacia la tecnología, hacia la transformación y hacia las metodologías ágiles”, y finaliza añadiendo: “También vamos hacia los emprendimientos sustentables, tendremos mucha más conciencia de la que tenemos hoy en día, por eso todo emprendimiento con conciencia va a ser aplaudido y bien recibido”.
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