¿Qué hace falta para ser el mejor CEO?

Toda empresa o equipo de trabajo necesita de un líder. Este es un rol central en toda organización y desempeñar la tarea bien o mal puede traducirse en el éxito o el fracaso de una compañía. Dicho rol es el que le cabe al CEO.

Entonces, ¿qué hay que tener en cuenta para ser un buen CEO? El desafío es grande, porque no se trata simplemente de ser un jefe. También debe tener una visión estratégica e inspirar confianza, tener empatía y conocer las necesidades de los colaboradores.

Otra particularidad del rol de un CEO es que se está en un continuo cambio y cada día se suman nuevas habilidades a su función. Por lo tanto, la capacidad de adaptación y la flexibilidad también son características que hacen a un buen CEO de una gran compañía.

Las 5 condiciones de un gran CEO

Si bien los desafíos y funciones son muchos, hay 5 condiciones que no pueden faltarle a un CEO de una gran compañía. Manejar las siguientes habilidades permite no solo el éxito de la empresa, sino también el crecimiento personal.

Comunicación efectiva

Como decíamos, el CEO es un líder. Y todo líder debe poder transmitir su visión y estrategia de manera clara y concisa a sus equipos de trabajo, para que todos estén alineados y tengan un objetivo común.

La comunicación abierta y transparente es fundamental en ese sentido. Para, a partir de ello, mantener a los integrantes del equipo de trabajo informados sobre los cambios de la organización y así fomentar un ambiente de confianza y colaboración.

Toma de decisiones

Otro desafío de suma importancia para el CEO de una gran compañía. Todo líder debe tomar decisiones importantes y estratégicas, incluso aunque muchas de ellas sean difíciles. Siempre priorizando el objetivo final hacia el que se apunta.

Cuando las decisiones son de alto impacto, pueden provocar presión y estrés. Es por eso que toda decisión debe estar basada en la experiencia y la intuición del CEO, pero también en datos objetivos.

Administrar el talento

Entre las funciones clave de un CEO, está el saber elegir a la persona adecuada para cada puesto. Aquel más apto para desempeñar una determinada función. Lo que implica, por su parte, conocer qué requiere cada puesto de trabajo, qué se busca en él.

En este sentido es clave desarrollar y retener a los empleados clave, ofreciéndoles oportunidades de crecimiento profesional. Fomentar un ambiente de trabajo inclusivo, motivador y gratificante es otra de las tareas a desempeñar dentro de esta dirección.

Adaptarse a la nueva realidad de trabajo

En los últimos años se produjeron muchos cambios en torno a las formas de trabajo, como por ejemplo la aparición del trabajo remoto o híbrido. Un buen CEO tiene que saber adaptarse a estas nuevas realidades.

El CEO tiene que hacerle saber su misión a cada integrante del equipo de trabajo y lo que se espera de ellos. Para evitarles el desvío del esfuerzo y del tiempo y también fomentar una cultura de confianza.

Mentalidad orientada hacia el futuro

La gestión del cambio, como hemos visto, es una función central de todo CEO. Pero también lo es el hecho de anticiparse a los cambios y no solo reaccionar ante ellos. Ya que esto es lo que permite posicionar a la empresa en una posición ventajosa con respecto a las demás.

Es por ello que un buen CEO debe tratar de imaginar el futuro del sector y posicionar a la empresa para liderar el cambio. Se trata de ir varias jugadas por delante, como un maestro de ajedrez.

El crecimiento del CEO dentro del mercado laboral

No hay una gran compañía que funcione sin un buen CEO. Por lo tanto, formarse y apuntar a ocupar ese puesto es un desafío inigualable. Son muchas las puertas que se abren si se demuestran las cualidades adecuadas.

Incluso, estudios reflejaron que el impacto de la actuación del CEO en la performance de una empresa es del 21,8%, lo que es un número muy alto. El puesto es buscado desde las grandes compañías hasta los emprendimientos más chicos, por lo que las oportunidades laborales están allí.

En definitiva, un buen CEO debe asumir una posición de liderazgo e implica estar dispuesto a un aprendizaje constante, a tomar decisiones bajo presión y a ser empático con su equipo.