Silvia Aguiló
Desde Puerto Rico 
“Soy sociólogo de profesión, estudié en la Universidad Católica de Chile, pero nunca me dediqué mucho a la sociología sino más bien a temas empresariales”, asegura Vicente Wilson Franulic, el Director Ejecutivo de Fundación Emprender, una institución sin fines de lucro que se dedica a acompañar empresarios en sus desafíos estratégicos y personales.
El recorrido de Wilson, tal como expresa, conecta dos puntos que, juntos, pueden volverse realmente interesantes y transformadores. Su mirada más humana y relacional aporta en el ecosistema emprendedor y empresarial una perspectiva que no abunda y resulta transcendental para resolver numerosos problemas.
Acerca de esto, él mismo explica su camino en retrospectiva: “Trabajé en consultoría por temas de gestión de cambio y con grandes empresas. También manejo de fuerzas de ventas. En otra empresa trabajé en el área de desarrollo organizacional, hasta que por motivos de la vida y contactos personales aterricé en la Fundación Emprender”.
Al hablar de su propósito, Wilson destaca antes que cualquier otra cosa una sincera certeza: “Me ha tocado estar en cosas muy diferentes, por eso pienso en dar lo mejor de mí en donde me toque estar”.
Enseguida, habla sobre sus virtudes: “Una de las habilidades que tengo personalmente y pongo a disposición es poder convocar gente, solucionar problemas a niveles humanos, generar buenas relaciones y todo lo relacionado más a lo relacional diplomático”, asegura.
Hace 20 años que la Fundación Emprender cumple en Chile un rol clave en el ecosistema como un actor de cambio, apoyo y creador de valor. “Nos dedicamos a acompañar empresarios en sus desafíos más profundos a partir del acompañamiento entre pares”, aclara su Director Ejecutivo.
“Lo que buscamos es que sea un espacio en donde el empresario cuente lo que no le cuenta a nadie más”, continúa, y desarrolla: “Un espacio de alta confianza, de comunidad, un espacio para las cosas más duras y empresariales, y también para lo más sentimental”.
Entre las dinámicas que plantea Fundación Emprender, se pone de manifiesto su objetivo de crear espacios íntimos y de confianza, conformados por colegas que comprenden realmente las dificultades de su interlocutor.
“Tenemos una dinámica para que los grupos se conozcan personalmente en donde elegimos el desafío individual que nos resulta más interesante y todos dan sus recomendaciones”, describe Wilson. Seguidamente, completa: “Tú en el año das más recomendaciones de las que recibes, pero el hecho de aconsejar y escuchar otros casos te ayuda, porque en el ejercicio de recomendarle al otro te estás recomendando a ti mismo”.
Es fundamental para poder trabajar sobre estos enfoques y comprenderlos realmente, internalizar algunas perspectivas que tanto la Fundación como su Director tienen extremadamente claras: “Nosotros no disociamos a la persona del empresario”, afirma.
A partir de allí, trabajan con programas que reúnen tres características en sus acompañamientos. En primer lugar, el largo plazo, con trabajos que pueden ir desde un semestre completo hasta más de un año. Al mismo tiempo, el peer learning, es decir, que se desarrollen siempre entre pares. Y por último, valorar y priorizar a la persona detrás de la empresa.
“Los problemas que muchas veces nos encontramos con los empresarios no tienen que ver con cómo está funcionando su empresa, pueden ser relacionados a la motivación que tenía o a problemas familiares. Ese tipo de problemas reñidos con lo personal hay que escarbarlos. ¿Uno se desvela por el nombre del producto o por la nueva sucursal? No, uno se desvela por otras cosas y muchas veces no queremos hacernos cargo de eso que nos quita el sueño”, reflexiona agudamente Wilson.
Es cierto que aunque muchas veces no sea en el primer aspecto que se piense, los vínculos humanos resultan definitorios y más aún en el mundo corporativo, o por lo menos así lo piensa Wilson: “Las relaciones humanas tienen toda la importancia que se te ocurra en distintos ámbitos”, confirma.
“Por ejemplo, salir mal de un lado te va a perjudicar en otro”, comienza enumerando, y continúa: “Al mismo tiempo, a la hora de hacer negocios la confianza es básica, el boca en boca, las recomendaciones, todo tiene que ver con que tan bien has hechos las cosas. Por otro lado, se generan relaciones de amistad en los negocios que son sanas, aunque muchos piensen que están mal. Si tienes una relación de largo aliento con alguien y es buena, terminarás siendo amigo de alguna forma, eso aflora de forma natural y es provechoso”.
Desde su formación y su visión tan particular, Wilson se detiene a pensar en los nuevos fenómenos coyunturales que transforman, entre otras cosas, la realidad del empleo: “Estamos pasando a una informalidad del trabajo que nos va a permitir, por ejemplo, a través de la virtualidad, ser empleados de empresas que estén fuera de nuestro país y tener más de un empleo al mismo tiempo”, indica.
Sin embargo, no deja de mencionar los desafíos emergentes: “En este contexto, las empresas tendrán el desafío de generar sentido de pertenencia y poder controlar el trabajo a distancia. De todas formas, a mí me gusta mucho este proceso, ya que genera cambios como por ejemplo la descentralización aquí en Chile”, asiente Wilson.
Conocer tal vez los costados menos expuestos de las personas permite descubrir y comprender en profundidad sus más sinceras motivaciones y el origen de sus ideas. En este sentido, resulta más que interesante incursionar brevemente en la vinculación de Wilson con la literatura.
“La escritura nace en primer lugar en mi como un tubo de escape, estaba en un mundo muy corporativo, de consultorías, muy diplomático donde todo era políticamente correcto. Por ese lado empecé a escribir y a tener una veta muy crítica, dura pero divertida, trataba de poner arriba de la mesa las cosas que nadie dice en el fondo”, relata Wilson con respecto a su inspiración.
No obstante, resalta la fuerza de esta herramienta que ha encontrado para ser lo más fiel posible a sus convicciones: “Creo que tengo facilidad para transmitir estas cosas y también transmitirlas en un tono que no sea tan políticamente correcto. A veces se hace muy abrumador en ese sentido, hay mucha información que queda debajo que no se dice, por miedo o distintas cosas. Entonces la escritura es como un canal para poder comunicar ese tipo de cosas”.
En línea con su última reflexión, Wilson apunta en el futuro más inmediato a generar innovación y desarrollar su dimensión comunicacional: “Me encuentro en proceso de buscar innovación en los lugares donde estoy, llevar a la Fundación a otro nivel por ejemplo, pero también estoy escribiendo, haciendo podcasts, me están moviendo mucho las comunicaciones”.
“Sin embargo, algo de lo más importante que he aprendido en el último tiempo es a no tratar de buscar ideas brillantes, sino hacer pequeños ajustes en las cosas que uno entiende de valor y tener constancia. Está lleno de ideas brillantes, no puedes depender de eso, más que nada debes ser constante, consecuente contigo mismo y poner el sacrificio necesario”, concluye con sabiduría.
desde Chile 
