Delegar tareas: la función clave de un líder
La función de delegar corresponde a quien es el máximo responsable de lograr que las tareas se resuelvan en tiempo y forma. Es decir, que cuando se habla de delegar tareas, necesariamente se está introduciendo a la figura del líder o el concepto de liderazgo en la cuestión.
Un líder debe ser quien delegue, así como el que baje la política o línea para que otros también puedan delegar. ¿Cuándo? en el momento en que las tareas se acumulan y se pierde productividad por no repartir de una forma más equitativa las cargas de trabajo. Sin embargo, no es solo el hecho de hacerlo equitativo, sino de que el equipo funcione de la forma más eficiente posible.
¿Qué significa delegar?
Delegar no quiere decir que se dejan de lado las responsabilidades de la tarea que se está delegando, ni que una persona se desentiende del resultado de esa tarea. Lo que plantea este concepto clave, es ocupar otro rol, corriéndose de la parte más operativa para colocarse en una posición de supervisión, pero manteniendo la atención en lo que sucede, para tomar decisiones y ejecutar acciones concretas cuando sea necesario.
Es que la acción de delegar, además de significar una oportunidad para aquel al que se le asigna la tarea, también es una buena forma de enseñar, instruir y dotar de confianza a esa persona. Es una herramienta muy útil para mantener motivado a un equipo y con la suficiente seguridad para hacerse cargo de situaciones que incrementen la productividad de manera colectiva.
Los impedimentos para delegar
Por más beneficios que el hecho de delegar pueda producir en un equipo de trabajo y al líder mismo, en su día a día, lo cierto es que existe en muchas personas una tendencia natural a resistirse a esta alternativa y herramienta para liderar.
Muchas veces incluso es algo inconsciente, porque quizás desde el discurso y hasta del convencimiento, la acción de delegar tareas es entendido como el camino correcto, pero cuesta más de lo pensado implementarlo o llevarlo a la práctica.
Mantener el control
Aquellos que se encuentran en una situación de poder por así decirlo, es decir que tienen bajo su control lo que ocurre en determinado ámbito, pueden llegar a marearse y aprovechar para que todo lo que se haga tenga su modo personal grabado, por lo que naturalmente no delegan o si lo hacen no otorgan la libertad de acción, algo que es fundamental para cumplir con esta herramienta de delegar tareas.
Ocurre también que hay quienes sienten que pierden el control y es una sensación que no logran dominar, porque les provoca ansiedad o malestar que los resultados no sean exáctamente como lo tenían en mente. Entonces, terminan cayendo en el perfeccionismo y en el mal hábito de tomar la responsabilidad de todo lo que ocurre, aún cuando eso conlleva un cansancio físico y mental, al igual que termina siendo perjudicial para la armonía de grupo o la productividad.
Falta de tolerancia
Tanto este punto como el anterior, son también una señal de desconfianza hacia el equipo de trabajo. El no aceptar que otra persona realice las cosas a su modo, sin que eso implique que estén mal hechas, es falta de tolerancia y un error grave en el que un líder puede caer.
Delegar es, de alguna manera,“dejar hacer” al otro, proveer la confianza y la libertad necesaria para que pueda encontrar su mejor versión y que eso represente el mejor resultado para la tarea asignada. Una persona rígida, tendrá muchos problemas con el hecho de delegar tareas y eso hará mella en su relación con el equipo de trabajo que tenga a cargo, por lo cual, es un aspecto que cualquiera que quiera ocupar una posición de liderazgo debe trabajar.
Beneficios concretos al delegar tareas
Para ser más claros con lo que la acción de delegar puede hacer por cualquier líder y su respectivo equipo de trabajo, se enumeran algunos beneficios concretos que se alcanzan al aplicar esta forma de manejarse en el día a día.
- Es una vía de expresión y capacitación, que impacta desde lo emocional y permite aumentar la motivación en el día a día del trabajo.
- Al delegar tareas, se multiplican los esfuerzos y cada persona puede aportar desde su expertise y experiencia.
- La velocidad y capacidad de resolución crece, por lo que el equipo en general se vuelve más eficaz.
- Permite establecer relaciones y vínculos más sanos en el ambiente laboral.
- Construye una imagen de liderazgo mucho más cercana y apreciable.
- Es una gran forma de preparar a futuros líderes, predicando con el ejemplo.
- Generar confianza en las personas que componen el equipo de trabajo, que a su vez les permita crecer profesionalmente y, en definitiva, potenciar al conjunto.