Nadie discute que decidir comenzar con un emprendimiento puede representar una ruptura en la cotidianidad de una persona o un grupo. Múltiples son los ejemplos que argumentan cómo en muchas ocasiones resulta necesario tomar riesgos y animarse a dar esa zancada para lograr el primer paso o elegir cambiar de rumbo. Sin embargo, existen aspectos que pueden ser observados y analizados previamente para comprender cuál es el terreno de juego al que cada emprendedor se lanza.
Partiendo de esta base, respecto al ecosistema de América Latina, este cuenta con una serie de características muy diferentes a las del resto. Así como en varias ocasiones se hace alusión a la falta de desarrollo o avance en estos países, también es posible comprender el panorama desde otra perspectiva. Notar que existe una serie de oportunidades de otro carácter que también puede ser muy bien aprovechada si se pone el foco en cuáles son las problemáticas que atraviesan a la sociedad.
Con más de 20 años en el diseño, desarrollo y gestión de programas para emprendedores, Francisco J. Matiz es el cofundador de BDM Consulting Group. Firma especializada en brindar asesoría y consultoría empresarial. Tomando como base su experiencia, el profesional comienza brindando una interesante aproximación al asunto: “Si uno revisa la historia, durante los últimos años los países latinoamericanos y de la región han mostrado siempre una actividad emprendedora relativamente alta”.
Sobre esta actividad, el conferencista internacional desarrolla que “estos procesos no tienen soporte en emprendimientos de oportunidad, sino más bien de necesidad”. Esto quiere decir que, en la gran mayoría de los casos, quienes deciden emprender encuentran en este proyecto una herramienta para generar ingresos. De forma diferente, son minoría aquellos que están netamente motivados por dejar atrás el trabajo en relación de dependencia, alguna idea innovadora u otro disparador.
Como investigador, el experto oriundo de Colombia también brinda algunas certezas sobre cuáles son los sectores que ofrecen grandes oportunidades en este momento. No obstante, antes de comenzar a describirlas, destaca un aspecto puntual no menor sobre la situación: “Tenemos la necesidad imperiosa de vincular innovación, tecnología y conocimiento a nuestros emprendimientos”.
Con esta idea como eje, el especialista en desarrollo de ecosistemas de emprendimiento e innovación indica que hay una tendencia en los desarrollos tecnológicos, y especialmente enfatiza en los de carácter financiero. “Creo que hay un gran potencial en la fintech porque, en gran medida, en Latinoamérica no tenemos unas condiciones óptimas en el desarrollo de esta industria”. A su vez, destaca que muchos países no tienen una cobertura de bancarización muy alta, por ejemplo.
Haciendo alusión nuevamente al uso de la tecnología de forma transversal, Francisco J. Matiz también menciona a la educación como otro asunto prometedor para ahondar. Algo similar ocurre con otras aristas como la medicina o el sector agrario. Diferentes industrias sobre las cuales el consultor sintetiza que “tenemos una importante cantidad de necesidades en las comunidades y la geografía que podrían solucionarse de forma mucho más eficaz mediante la tecnología”.
Con conceptos claros, definiciones precisas y ejemplos simples que denotan su experiencia en el campo de la educación, el cofundador de BDM Consulting Group esboza algunas recomendaciones para los emprendedores que están dando sus primeros pasos.
Dejarse llevar por la pasión y el entusiasmo que se le inyecta a un producto o servicio puede tener un costo muy caro a futuro. “Todavía encuentro muchos emprendedores que se enamoran y creen que podrán sacar a todas luces el emprendimiento en función de su producto”, comienza alertando el profesional. Es por eso que invita a pensar un camino diferente: “Creo que vale la pena hacer un ejercicio al revés para orientarse más al mercado y entender que estamos solucionando un problema”. Un cambio de perspectiva sabio que puede traer grandes resultados.
Quizás el sueño de muchos puede ser coronarse con un negocio que cambie las lógicas de la industria y regocijarse en la gloria, pero no siempre ocurre de esa manera. “Esta es una tarea de largo aliento y, para ello, seguramente no necesitamos al emprendedor superhéroe, individual y aislado”, arroja casi como un baldazo de agua fría el docente.
De esta manera, el ex director del programa Emprendedor en la Universidad EAN explica la importancia de pensar en conjunto, idear con otras personas a partir de equipos de trabajo. Comprender que el mismo intercambio con más profesionales, las diferentes experiencias y condiciones resultan cuestiones enriquecedoras para poder crecer.
El desconocimiento frente a las diferentes alternativas de apoyo financiero puede ser un gran freno para alguien que está dudando si iniciar con un emprendimiento. Por lo tanto, informarse acerca de cuáles son las entidades gubernamentales y/o privadas dispuestas a acompañar emprendedores es fundamental. “Aprovechar esa infraestructura y soporte que existe va a facilitar el desarrollo de su labor como emprendedor”, concluye Francisco J. Matiz.
desde Colombia 
