La motivación como motor de trabajo
En el vaivén de cada profesión, empleo o emprendimiento, una persona puede encontrarse por momentos frente a una pared, en el sentido figurativo, una resistencia en la propia mente que lo bloquea y no le permite avanzar más allá del lugar en donde se encuentra, que lo va envolviendo en sentimientos que son negativos, no sólo para su carrera, sino también para su salud.
Está comprobado que cuando una persona logra alcanzar una meta propuesta el cerebro realiza una descarga de dopamina, la cual termina por otorgar una sensación de placer y satisfacción, que realza el ánimo y empuja a que, de forma instintiva, esa misma persona busque replicar tales sensaciones, es decir seguir cumpliendo metas e ir por más.
Por lo tanto, es natural pensar que cuando ocurre lo contrario, es decir cuando no se logran alcanzar las metas propuestas o incluso en momentos en el que no hay desafíos por delante, ni existen objetivos próximos, la mente y las sensaciones de una persona sean de desánimo.
Consejos para elevar la motivación
Cuando un empleado o emprendedor se encuentra ante ese bloqueo mental, se siente estancado y no ve más allá del problema, es importante tener a alguien con quien contar para resolver la situación o al menos visualizar soluciones posibles.
Esa es la función de las recomendaciones y los caminos que se plantean a continuación, para volver a motivarse o elevar la motivación que se haya disminuido.
Apelar a la memoria emotiva
Una buena primera medida para encontrar motivación es recurrir a la memoria emotiva. De esta manera, recordando aquellos momentos de la carrera profesional en los que se sentía que se estaba progresando o consiguiendo objetivos, aprendiendo, evolucionando en definitiva, se pueden volver a revivir sensaciones y darse cuenta que la capacidad para atravesar el mal momento está adentro, solo hace falta activarla.
Recordar detalles
Es importante que de los recuerdos que se utilicen como motor para retomar sensaciones positivas, se analicen en profundidad y con lujo de detalles. Todo suma: pensar que personas estaban alrededor en ese momento, cuál era la relación con ellas, en qué circunstancias transcurría todo y específicamente qué tarea o acción se estaba llevando adelante. Asimismo, recordar de qué manera se recibían o percibían los logros alcanzados o el sortear diferentes etapas y desafíos.
Identificar patrones
Una vez que los recuerdos aparecen y comienzan a despejar la nebulosa que se arma en la mente de una persona que se siente estancada en su empleo, lo siguiente es poder identificar patrones. Es decir, tener en claro cuáles eran los pasos a seguir y los modos de proceder. Puede que eso remita a una organización previa que funcionó y puede resultar vital para abandonar el estancamiento, elevando la motivación.
Maximizar las fortalezas
Elevar la motivación depende mucho de los resultados, aunque no siempre es beneficioso o sano ser resultadista, aún en el empleo. Sin embargo, conseguir un triunfo, por ponerlo en términos de competencia deportiva, es la forma más fácil de ganar en confianza y a su vez en motivación para sentirse importante, conectar con la situación y ver más claro el panorama..
Mentalidad ganadora
Esa confianza que se busca debe ser capitalizada luego, tomando riesgos, asumiendo nuevos desafíos en el futuro que mantengan la motivación a flor de piel y eviten el hecho de volver a caer en una situación de estancamiento. Sostener una mentalidad positiva será fundamental.
Enfrentarse a nuevos desafíos y capacitarse para ellos
Así como hay que hacerle frente a nuevos desafíos, es importante entender que no solo basta con la confianza. A la motivación hay que sumarle capacitación, para estar a la altura de los objetivos que se ponen a futuro y tener posibilidades reales de alcanzarlos, de lo contrario todos los caminos conducen a estancarse por falta de ideas y habilidades para resolver las situaciones que se presentarán.
¿Qué pasa si el problema no es la mente?
Puede ocurrir que ninguna de las estrategias anteriores sirva para la situación particular que se esté viviendo, sin embargo, si es así, hay que comenzar a pensar que el problema de sentirse estancado en el ámbito profesional puede no estar pasando por uno.
Muchas veces sucede que la cabeza deja de proyectar o de encontrarle el sentido a ciertas acciones y tareas cotidianas, porque hay un agotamiento respecto al entorno en el que se desarrollan. Ocurre más de lo que se piensa que una persona llegue a la conclusión de que a lo que se dedica, sea una profesión, empleo o emprendimiento, no es de su agrado y, lógicamente, eso es un condicionante que disminuye considerablemente la motivación.
Es común entonces, que la persona no sea la que está mal, sino que el trabajo sea el problema y la solución allí es más fácil de encontrar: alejarse de ese empleo y explorar nuevas experiencias.