El rol del líder ante un nuevo desafío laboral
Así como en otros espacios de la vida, la soledad puede presentarse en el ámbito laboral. De hecho, estudios han reflejado que esto es cada vez más frecuente principalmente entre los trabajadores jóvenes, de 18 a 25 años. ¿Cuál es el rol que debe asumir un líder ante esta situación? ¿Qué acciones tiene que implementar para combatir esto y lograr así un mejor clima y una mejor producción?
Los modelos de trabajo a distancia e híbridos, si bien ofrecen flexibilidad, también aumentan los sentimientos de aislamiento. Entonces, muchos miembros del personal se encuentran con dificultades para establecer conexiones significativas en los lugares de trabajo. Se pierde, de alguna manera, ese espíritu de equipo que es clave en todo proyecto o negocio.
En ese nuevo contexto, el rol del líder adquiere una importancia central. Justamente para impedir esto y para mantener a todos los integrantes del equipo enfocados y comprometidos con su función en particular, pero también con el objetivo común que se persiga. Para ello, primero hay que reconocer esta problemática.
Los efectos de la soledad en el trabajo
Uno de los principales efectos de la soledad en el trabajo, es que quien la padece se siente invisible, no escuchado y desconectado. Lo que, muchas veces, deriva en la no participación o en el no aporte de ideas por no considerar que el líder o el resto de los integrantes del equipo lo van a creer importante.
Además de que afecta a la salud mental y física, la soledad en el trabajo disminuye la productividad e impulsa la rotación del personal. También hay un costo económico, ya que un estudio reveló que la soledad le cuesta a la economía estadounidense más de 406.000 millones de dólares anuales. Y esta problemática no es solo de Estados Unidos, sino que se replica en todo el mundo.
Una persona que padece la soledad en el trabajo, se siente desmotivada, no tiene la sensación de pertenecer y es improductiva. Se pierde empatía con el resto de los compañeros y se cierra la disposición a asumir riesgos. Se deja de dar el 100% para pasar a “cumplir” con lo mínimo y necesario. Para evitar que esto pase y lograr un ambiente de trabajo saludable, las relaciones son la base y es ahí donde debe trabajar un buen líder.
Acciones a implementar desde el liderazgo
Para evitar todo lo mencionado, un líder debe actuar. Y debe hacerlo pronto. Incluso, es mejor tomar medidas para prevenir el sentimiento de soledad entre los trabajadores o integrantes del proyecto u emprendimiento que se tenga. En esa dirección, las siguientes medidas son de gran ayuda.
Reevaluar las prácticas del homeoffice
Como mencionamos antes, el homeoffice puede brindar mayor flexibilidad y autonomía, pero al mismo tiempo aumenta los riesgos de soledad en el trabajo. Por ello, las prácticas de trabajo a distancia no deberían equivaler a relaciones distantes.
Las reuniones virtuales regulares y las oportunidades de interacciones en persona programadas de forma constante son muy importantes para mantener un sentido de comunidad, sobre todo en los jóvenes. Incluso un modelo híbrido de trabajo, en determinados contextos y para determinadas funciones, puede ser un mejor camino que el modelo 100% homeoffice.
Apoyar la salud mental
Todo lo que tiene que ver con el bienestar mental debe integrarse en la cultura del lugar de trabajo y ser accesible para todos los que componen ese espacio. Los programas con el foco puesto en la salud mental son esenciales para ayudar a los miembros del equipo a manejar el estrés, la ansiedad y los sentimientos de aislamiento.
Fomentar las conexiones reales
Los líderes deben crear oportunidades que propicien las conexiones profundas entre los integrantes de un equipo de trabajo o miembros de un emprendimiento. Pensar en actividades de fortalecimiento de grupo, como por ejemplo acciones de voluntariado o salidas grupales.
En definitiva, la soledad es un desafío del liderazgo que requiere de una atención urgente. Sobre todo poner el foco en los trabajadores más jóvenes, ya que son quienes más lo padecen. Crear conexiones y fomentar relaciones genuinas son en la actualidad dos funciones clave de todo buen líder.