Pisando fuerte

Adriana Mata, una referencia para mujeres en tecnología con el éxito de Cuantix

La senda triunfal de Adriana Mata Fontcuberta, emprendedora venezolana co-fundadora de Cuantix, software que mide y comunica el impacto de distintas organizaciones, inició con inquietudes a temprana edad que derivaron en esta gran historia
Historias de éxito
Adriana Mata, una referencia para mujeres en tecnología con el éxito de Cuantix

Juegos de matemática, física y una película que lo cambió todo

A menudo, una persona mira para atrás y recuerda hechos concretos que le han marcado el rumbo, hitos en la línea de vida que no necesariamente deben ser acciones enormes, sino una corta escena de alguna película o el hecho de que un papá estimule la creatividad de sus hijas con juegos de ciencia. Estos dos últimos ejemplos, son tomados de la historia de Adriana Mata Fontcuberta, co-fundadora de Cuantix y reconocida por su labor con prestigiosas menciones y premios.

“Desde chica mi padre nos incentivó con ciencia, problemas matemáticos o cositas de física sencillas al momento de la comida”, relata la emprendedora venezolana y recuerda: “fue viendo una película, apollo 11 creo, donde los astronautas quedaban varados en el espacio y tenían que construir un filtro de aire para no morir con apenas un calcetín y otras cosas, cuando yo dije: ¡wow, quiero hacer eso!, no sé qué es ni como se llama, pero quiero eso”.

De todos modos, aunque aquel destino que deseó ligado a la ciencia y tecnología se cumplió, y con creces porque ha sido nominada como Emprendedora de Alto Impacto por el BID en 2018, finalista de Cartier's Women Initiative 2020 y Techstars Alumni 2021, resulta incrédula de como sucedió todo: “nunca me imaginé que iba a terminar haciendo esto”.

El gen emprendedor

En su introspección, Adriana reconoce: “en mi familia nunca hubo gente emprendedora, el mandato siempre era estudiar para entrar a trabajar. Entonces, de donde viene este gen emprendedor, creo que se fue construyendo con pequeños pasos, desde la universidad, en donde fundamos una pequeña ONG y de ahí en más seguimos creando otras cosas”.

El comenzar a emprender, la llevó a darse cuenta de algo importante: “entendí que realmente se puede influenciar el contexto donde se está y, una vez que se entiende eso, no se para nunca”. Sin embargo, no otorga demasiada relevancia al mote o la formalización del término emprendedora: “Cuando fundé la ONG fue la primera vez que me dijeron que era una emprendedora social y yo no sabía que había un nombre para eso”, dice riendo y completa luego: “Cuando fundas una empresa es más fácil verte en ese rol, pero hasta entonces es difícil sentirlo. Aunque estes encarando un proyecto y haciendo cosas, no te defines a ti mismo como emprendedor. Es quizás al tener algo más formal que se pone el título, aunque creo que emprender puede hacerlo cualquiera”.

El impulso de resolver un problema: llegó Cuantix

“esta es, vi una oportunidad”, expresa Adriana acerca del momento en que descubrió que estaba ante el gran proyecto que estaba buscando para generar un cambio. Cuantix es un software que ayuda a las empresas a medir y comunicar su impacto, “básicamente es poder cuantificar en números como tu proyecto o empresa impacta a la sociedad o en pocas palabras cambia la vida de las personas”, explica la co-fundadora desde su residencia en Valencia, España.

A lo anterior, suma: “puedes demostrar que luego de fundar tal o cual proyecto, las personas están mejor y porqué. Ahora, con el boom de la sostenibilidad y el impacto, es una gran pregunta que se hacen las compañías ‘estamos poniendo un gran dinero aquí, pero ¿cómo sabemos que pasó después?’. No se trata de saber cuántas personas asistieron a una charla o curso, sino que pasó después, algo que les cuesta contestar a empresas u ONG que quieren generar ese impacto real. Cuantix surgió para resolver esa necesidad a través de la tecnología”.

Chocarse con la realidad

Abrir los ojos y ser objetivos con un proyecto propio, no es algo sencillo. Muchas veces el entusiasmo nubla la visión y hace que se escapen nociones básicas. “Buscaba encontrar financiamiento para un proyecto social, algo que normalmente entusiasma mucho a uno que piensa que va a cambiar el mundo, y un posible inversor me dijo que mi emoción contagiaba, pero me hizo notar que no le había dicho ni un número del impacto que causaba el proyecto, comenta la protagonista.

Como si fuera una “bofetada”, en sentido figurado, entró en razón gracias a tal comentario: “por qué no lo pensé antes, me dije a mi misma, ya que los números no me eran ajenos por mis estudios en ingeniería, pero nunca se me ocurrió hasta ese momento medir y cuantificar para poder demostrarlos al momento de levantar fondos por ejemplo”. Con los ojos abiertos, Cuantix no tardó en tomar forma: nos dimos cuenta que muchos otros en Venezuela, Latinoamérica y ahora en el mundo, también tienen ese problema”.

La propuesta, compartida entre Adriana y un amigo, fue algo así como un impulso, que vino desde las ganas de resolver esa necesidad que encontramos”, describe y bromea: “no sabíamos en que nos metíamos de alguna manera, y menos mal, porque si lo hubiese sabido quizás no comenzaba con nada”.

Una influencia positiva

Adriana Mata tiene motivos de sobra para considerarse una referente en el ecosistema emprendedor regional, en especial para el segmento de mujeres en tecnología. Sin embargo, prefiere esquivar ese mote: “No me veo como referente, aunque si he notado cierta influencia en personas que han descubierto lo que hice. Sobre todo mujeres que trabajan en tecnología, que me han dicho que gracias a ello quieren emprender o se dieron cuenta de las posibilidades que tienen”.  

Con total humildad, ha caído en la cuenta que tiene una pequeña responsabilidad desde su posición: “Tengo el alcance para motivar a otros y evitar que se pongan barreras, eso es lo único que me gusta de tener influencia. Mi historia puede ser la de ellas, yo vengo de una familia clase media trabajadora y la verdad es que, si sirve para motivar, bienvenido sea”, afirma y añade: “de hecho me gusta ofrecer mi ayuda, hay mucha gente que me contactó por LinkedIn y hemos podido charlar de gran manera”.

El rol de la mujer en altos mandos

La preparación que recibió desde pequeña, con su padre incitando la pasión por la ciencia y los números, la llevó a abstraerse de las diferencias que podían existir en cuestión de género: “me doy cuenta que a mí el hecho de ser mujer nunca me dejó afuera del mundo de la ciencia o tecnología. Si, claro, cuando crecí fui notando las diferencias que existen, pero en un intercambio en estados unidos encontré con un grupo llamado “mujeres en ingeniería” y dije ¿Qué es esto? Para mí una mujer en ingeniería era lo más normal del mundo”.

Analizando el rol y la creciente toma de puestos de poder y de enorme importancia para mujeres, enuncia: el rol de la mujer ha evolucionado mucho y cada vez se ven más ejemplos de lo que realmente queremos ser. Un error sería buscar empatar la figura del hombre siendo mujer, nosotras tenemos nuestro propio espacio y el desafío es buscar ese dónde se tiene más valor. Cerrando el tema, sentencia: debe empezar porque la mujer se lo crea, esa pelea me gusta darla, decirles que pueden, que no hay razón para pensar que no. Se seguirá evolucionando y no serán roles de ‘hombres’ ocupados por mujeres, sino un espacio propio, entendiendo las características propias de ser mujer en paralelo a una vida profesional”.

Criterio de éxito y decisiones de vida

De Caracas, con paso por Oklahoma, algunos años en Chile motorizando el emprendimiento y actualmente en España. Todo lo que recorrió Adriana, lo hizo en búsqueda de concretar un sueño y alcanzar el éxito, pero ¿qué tipo de éxito?

“Es difícil contestar eso. De un tiempo para aquí he comenzado a replantearme algunas cosas, sobre todo en el balance de lo familiar con lo laboral, para ver dónde está el éxito para mí. Soy madre de dos hijos pequeños y me cuesta pensar que soy exitosa si dejo que ellos sientan mi ausencia, porque al final ¿el éxito es ganar premios o que mi familia se sienta bien?”, reflexiona y luego define: “en estos momentos, decidí ir por la familia, enfocarme allí, pero no es algo definitivo, es cambiante y quizás el día de mañana, cuando sean más grandes, el criterio de éxito pase por otro lado.

De afuera todo se ve bien

Suele suceder que al mirar de lejos uno puede confundir la percepción y ser tajante o generalizar respecto a las situaciones que se observan, sin conocer el trasfondo o como se dice “la cocina” del hecho. “Es una mezcla de cosas, quizás estás recibiendo un premio, pero en la empresa hay un problema grande que no sabes cómo resolver. Creo que uno se balancea entre un éxito aparente que sería un premio y los problemas que muchas veces aparecen y hasta te hacen dudar de cuan fuerte estás para soportarlos”, se sincera Adriana con conocimiento de causa, ya que tiene varias menciones en su palmarés personal.

De todos modos, también admite que: “esos reconocimientos son una palmada en la espalda, un aliento, una especie de ‘aguanta, estás haciendo las cosas bien y vas a superar esto’, sin embargo, es bueno dejar en claro que no siempre todo es perfecto como puede verse de afuera”.

Gratificación y objetivos futuros

La vara del éxito se mueve, pero la sensación de gratitud con lo que hace, Adriana la encuentra en: “las mejoras que obtienen empresas y organizaciones gracias a lo que hacemos. El ayudarlos a tomar mejores decisiones, levantar fondos, ver algo que antes no veían, mejorar su impacto”, describe y entre risas completa: “Para mi ese es el pago de haber emprendido, aunque por supuesto cuando hay reunión con inversionistas va por otro lado”.

Respecto a lo que tiene en mente a corto plazo, la profesional venezolana deja en claro los objetivos: “aprender de lo que ya hice y seguir capacitándome. Estoy en un momento donde no paro de capacitarme, me he metido más en cómo hacer un buen producto, integrando las tecnologías que avanzan muy rápido y requieren de ponerse al día con ello”. A futuro, aquel anhelo de la niña viendo una película sigue intacto: “la idea siempre será respetar la esencia, seguir resolviendo problemas, aunque el contexto pueda variar”.

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Adriana  Mata Fontcuberta
Venezuela desde Venezuela

Adriana Mata Fontcuberta

Co-founder / CEO en Cuantix
Ingeniero de Producción con Máster en Administración de Empresas (MBA). Entusiasta de Product Management, Data Analytics y Desarrollo de software. Más 15 años de experiencia en sustentabilidad y ejecución de proyectos para corporaciones y ONGs. Ha gerenciado proyectos de responsabilidad social para un público beneficiario de más de 2.500 personas. Trabajó como consultora del BID en la coordinación de levantamiento de datos en campo. Trabajó 5 años en CAF ejecutando mediciones de impacto social para 8 países de Latinoamérica. Cofundadora de Cuantix, empresa con la cual desempeñó el rol de Product Manager del software y fue Lider de ventas por más de 5 años. Nominada como Emprendedora de Alto Impacto por el BID en 2018. Mentora de emprendimiento y medición de Impacto de Google y Village Capital. Alumni de Startup Chile. Finalista de Cartier's Women Initiative 2020. Techstars Alumni 21’