Hace tiempo que Manuel Schütte Zúñiga partió de su México natal, para instalarse en Europa. En primer lugar, lo hizo en Barcelona, donde cursó un MBA, pero la inestable situación en la región catalana lo obligó a buscar nuevos rumbos. Así, por un vínculo de pareja, llegó a Estonia hace poco más de 3 años.
“Nunca había escuchado nada de Estonia, pero Investigando, en búsqueda de trabajo, tuve un acercamiento con una persona que se dedicaba a las e-Residency. La verdad no sabía de qué iba, aunque ya era un programa funcionando y bastante serio”, relata el propio Manuel sobre su introducción en esta temática, a lo que también aporta: “En ese momento había unos 40.000 e-residents, hoy son más de 100.000, distribuidos en más de 150 países”.
Manuel inició trabajando para Sunny business, uno de los primeros proveedores autorizados, registrados y con licencia, enlistados en el Marketplace de e-Residency, como proveedores de confianza para: registro de empresas, planes contables, temas legales, fiscales, revisar business plan, consultorías y más. Eso le permitió aprender mucho sobre este negocio, que es una de las claves del éxito de Estonia como nación digital.
Es que en un país en donde solo habitan 1.3 millones de habitantes, en el cual los inviernos son crudos y con temperaturas que bajan los -20° centígrados, suena extraño que hayan más de 10 unicornios (empresas valuadas por encima de mil millones de dólares) y sea considerado: “el Sillicon Valley de Europa”, como lo define Manuel. Todo se explica por su apertura digital y el haber sido pioneros en permitir una e-Residency, que no es otra cosa que una residencia digital.
De todas maneras, el profesional en el tema, lo explica mejor: “Se trata de un documento oficial de identidad en Estonia, pero no funciona como visa. Te conviertes en residente digital, lo que te da acceso a todas las plataformas y servicios digitales del país, excepto para votar. Entre ellas, la posibilidad de poder firmar y establecer una empresa de manera remota, desde cualquier territorio”.
Obtener la e-Residency es mucho más fácil de que lo que cualquiera pueda pensar: “Aplicas y de 4 a 5 semanas te notifican la aceptación. A partir de 3 semanas de eso, puedes buscar el documento. En América, por ahora, los puntos de recogida son: San Pablo, Nueva York, San Francisco, Toronto y Ottawa”. Igualmente, Manuel anuncia que habrá novedades importantes para Latinoamérica pronto: “Próximamente, en un año o más, se abrirán puntos de recogida en Ciudad de México, Buenos Aires, Bogotá y Santiago de Chile, en ese orden”.
El proceso es tan sencillo, que desde Sunny Latam, la compañía fundada por Manuel, no creen necesario cobrar por dicho trámite: “podemos ayudarles a aplicar pero es un trámite que ni vale la pena cobrar. Toma media hora, es un formulario y puede resultar tan complejo como abrir una cuenta en cualquier banco digital o Facebook”, confirma y suma: “despues de aplicar, se paga una cuota estatal de 120 o 130 euros, depende el punto de recogida”.
Tal como mencionaba Manuel, América Latina no es todavía un mercado apuntado por las e-Residency. Sin embargo, durante la pandemia, el protagonista identificó la falencia: “nos dimos cuenta que no existían proveedores de e-Residency en habla hispana”.
En adición al problema de que San Pablo sea el único punto de recogida, hay otras cuestiones que mantenía alejado al proyecto de Estonia: “es un territorio lejano y no es zona euro, pero existe un desconocimiento del mercado realmente y no creen que haya personas, países o regiones que apuesten al emprendimiento en Latinoamérica”, afirma.
Luego, sin quedarse de brazos cruzados, relata entre risas: “Yo como latino orgulloso quise defendernos”. De allí surge Sunny Latam, un partner de Sunny bussines, que se enfoca en guiar el proceso de e-Residency para hispano hablantes, haciendo foco en Latinoamérica. Manuel encaró el proyecto a sabiendas de que: “si, hay mucho emprendimiento en Latinoamérica, quizás no tanto como en Europa, pero no por falta de ideas, sino porque la burocracia es muy pesada”.
Con mucho pesar, agrega a ello: “armar una sociedad y registrarse en México, por ejemplo, conlleva mucho tiempo y se gasta demasiado en trámites, documentos, apostillas, certificados, copias, impuestos, etc. Eso es algo puede llevar a un emprendedor a desistir”. En contraposición, explica la facilidad de emprender en Estonia: “como se impulsa el emprendimiento es impactante, abrir una empresa te tarda 1 o 2 días, con mínima o hasta nula burocracia. Todo se hace por internet, no hay que movilizarse para ir a ningún lado, ni sacar copias, ni discutir con alguien desde una ventanilla”.
La historia de este país que se desprendió de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), comenzó hace apenas 31 años y desde el primer momento, se tuvo muy en claro que había carencia de recursos naturales. Ante tal situación, dieron el paso hacia lo digital: “se montaron a la ruleta por adelantado”, enuncia Manuel.
En 1991, el mundo comenzaba a vivir las posibilidades que otorgaba internet y allí Estonia entendió que, sin recursos para explotar, lo ideal era convertirse en una especie de hub tecnológico, con gran fomento a startups y emprendimientos. Algunos datos que aporta el entrevistado son reveladores: “es el país per cápita con más emprendimientos en el mundo y una de cada cinco empresas en Estonia se ponen mediante e-residency”. Ha sido tal el impacto de esta idea, que Manuel también define: “si e-Residency fuera una empresa, también sería un unicornio, así es la tracción que ha traído. Es un gran negocio para el país y si bien Estonia no es un paraíso fiscal, si lo es en lo administrativo y burocrático".
Es cada vez más difícil negarse y luchar contra los nuevos paradigmas. La globalización es un fenómeno que se profundiza y la pandemia ha sido una clara muestra de que es necesario adaptarse. “debemos adaptarnos a vivir en este mundo y entender que los problemas no afectan a un solo país sino a todos”, enuncia Manuel.
“Creo que el 99% de quienes aplican a e-Residency, buscan poner una empresa. Es prácticamente el único objetivo real que se persigue”, destaca el experto. Sin embargo, para lograr establecer una compañía en Estonia y obtener los beneficios de esta residencia digital, entran en juego los proveedores de servicios, como Sunny Latam: “la puesta en marcha de un registro de una empresa, es necesario que lo hagan con nosotros u otro proveedor de servicios. Hay temas legales y comerciales a entender y, al momento de establecer la empresa, se toma como dirección la del país en que residas, sin embargo, la empresa debe tener una residencia legal y fiscal en Estonia y en ese caso sería nuestra oficina”.
Hablando desde la experiencia de los años como proveedor del servicio, Manuel describe los distintos modelos de negocio que se suelen desarrollar: “mis principales clientes generalmente tienen ya una empresa en su país de origen y buscan instalar una sucursal o franquicia en Estonia, a través de e-residency, para hacer negocios con la Unión Europea (UE) y poder, por ejemplo, cobrar en Euros”.
Las industrias son variadas, desde telecomunicaciones a seguros, e-commerce, manufactura, importación y exportación. Además, detalla otro perfil, “el de los freelancers que utilizan la empresa de Estonia como un vehículo de inversión”. Esto se da porque el impuesto corporativo en Estonia es 0%, según explica Schütte Zúñiga, que aclara: “si no se retiran dividendos al final del año fiscal, no se pagan impuestos. Hay gente que invierte dinero en la empresa, sea en bolsa, plataformas de inversión o crypto y no retira dinero en dos o tres años. Recién al retirar, paga un impuesto”.
Era de esperar que, ante semejante éxito, la idea de una e-Residency sea coptada por otros países. Sin embargo, no es algo factible para muchos, porque requiere de una enorme infraestructura digital, así como de un contexto favorecedor para el emprendimiento en general. “Portugal lo está haciendo bien, tiene un gran atractivo fiscal y es un país más lindo para vivir. Atrae mucho a los nómades digitales”, refiere Manuel.
De todas maneras, remarca: “probablemente Lituania y Finlandia tengan una infraestructura digital similar, pero Estonia sigue siendo el número uno en este sentido”. Claro, volviendo al tema paisajes y clima, por supuesto que un país como Portugal toma ventaja. “El idioma y los inviernos son duros aquí”, reconoce el latino, soltando una risa.
Más allá de lo duro que pueda ser el primer tiempo de adaptación, Manuel habla con mucho entusiasmo de lo que puede lograrse a través de una residencia digital en Estonia: “Han sido 3 años de aprender estonio y sus códigos, pero es lindo trabajar con clientes que se vuelven amigos, por que realmente buscan un poco de empatía cultural, un servicio personalizado, más tratándose de tener una empresa a tantos kilómetros”.
Su proyecto continúa abriendo camino para latinos en el mundo y la idea de abrir puntos de recogida en México, Argentina, Colombia y Chile, tiene que ver con “llevar esta oportunidad a Latinoamérica y darle un impulso al emprendimiento de la región que creo es buenisimo”. Manuel entiende que existe un diferencial en los emprendedores de este continente: “somos muy trabajadores y estamos acostumbrados a vivir en un modo difícil. Eso nos da un plus, como que iniciamos un juego en modo legendario, mientras que en Europa comienzan en modo sencillo”. Finalmente, cierra: “Creo que el talento latino es único, hay que aprovecharlo, reconocerlo, y que mejor manera que brindándole oportunidades de hacerlo a escala global, en una región política y económica estable”.
desde México 
