Santiago Magnin
Desde Argentina 
Si ser emprendedor trae consigo momentos de incertidumbre e instancias en dónde no se sabe qué deparará el futuro, Diego Montemayor, Co-founder de Chamba, conoce esta realidad por duplicado. Como inmigrante mexicano que reside en Estados Unidos, logró desarrollar junto a su equipo una aplicación que resuelve esos momentos en donde la ausencia de un puesto de trabajo resulta realmente preocupante.
“Ser emprendedor es un poco ser inmigrante”, comienza afirmando el creador de este exitoso emprendimiento tecnológico. Esto se debe a que, tanto al emprender como al inmigrar, es muy importante buscar oportunidades, generar nuevas relaciones y dedicar gran energía a crecer. Condiciones con las cuales quizás no se nace, sino simplemente se desarrollan por necesidad.
Siendo Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de Colorado en Boulder, el joven empresario es la primera generación universitaria dentro de su familia inmigrante. Luego de dejar México a los 12 años y arribar a Colorado, “yo veía a mi padre tocando puertas en busca de trabajo”, recuerda. Por eso, hoy Chamba es una cuerda de rescate para ayudar a miles de inmigrantes latinos que buscan un ingreso económico al igual que lo hacia su padre en los 2000.
Emprender es más que pensar una idea para transformar en negocio, emprender es encontrar un problema. Hallar en un lugar y momento determinado una situación que no tenga solución. Fue así y precisamente en Melgar, una pequeña ciudad de poco más de 30 mil habitantes ubicada en Bogotá, Colombia, donde Diego notó la falta de una herramienta ágil y rápida para contratar personas.
“Yo viajaba mucho a Colombia y en 2019 cuando estaba en Melgar necesitaba un sastre para hacerme unos pantalones, pero me di cuenta que no tenía cómo conseguirlo”, recuerda el entusiasta emprendedor, “entonces noté que faltaba un marketplace de trabajo”, afirma. Poder satisfacer aquellas necesidades que, más allá de su aparente simplicidad, no dejan de ser importantes.
Luego de que esta situación se repita en varias ocasiones, como al buscar personal para pintar, Diego comprendió que este caso de la cotidianidad podía ser el punto inicial de un gran negocio. De esta manera y influenciado inevitablemente por su historia de vida, supo traspolar el mismo problema a Estados Unidos y anclarlo con las dificultades que se le presentan a los inmigrantes latinos.
El mundo parecía estar en crisis y las oportunidades de trabajo eran cada vez más restringidas, las empresas realizaban recortes y nadie sabía con precisión como continuaría la historia. Fue en este contexto, abril del 2020 con la propagación del Covid-19, donde Chamba anuncia su llegada al mercado. Diego y David Ruiz (también co-fundador) se reunieron con especialistas en marketing, desarrolladores y diseñadores, y comenzaron.
De forma veloz y tomando como base los $1.1 millones de dólares recaudados en una ronda pre-semilla, lograron desarrollar la primera versión de la aplicación en un mes. Al inicio pedían a las empresas cuáles eran los puestos a cubrir y le brindaban a esos potenciales empleadores la información de los usuarios que buscaban trabajo. Un modelo que allí parecía efectivo pero que “funcionaba como un tablón de trabajos y se perdía mucho tiempo”, reconoce hoy el empresario.
Los buenos resultados que obtuvo Chamba al dar los primeros pasos, así como también su crecimiento exponencial, no quiere decir que no haya existido la necesidad de realizar modificaciones sustanciales para no estancarse. Es así que 2023 fue un punto de quiebre, “fue el mayor desafío, prácticamente fue como empezar de cero”, sostiene el oriundo de México.
Al depender de tantos factores externos, las estadísticas reflejaban que la escalabilidad del proyecto era limitada por lo que decidieron dar un giro y cambiar el modelo de negocio. De 15 integrantes redujeron el personal a 6 y comenzaron a ser una plataforma on demand encargada de todas las instancias. “Ahora todo pasa por Chamba, contratación, reclutamiento, pagos. Las compañías son clientes que piden trabajadores por medio de la app, y estos llegan al lugar a la hora indicada”, desarrolla Diego.
A partir de la creación de este ecosistema en donde los trabajadores cuentan con un interés genuino por ser contratados, los empleadores también poseen herramientas que facilitan el trabajo. Gracias al algoritmo de emparejamiento, la investigación y las opciones son personalizadas por lo que los procesos se agilizan notablemente. Además, en esta plataforma bilingüe de traducción automática se ofrece un servicio de optimización de perfil para quienes buscan trabajo, así como también asesoría para las entrevistas.
Al hablar sobre proyectos y emprendimientos, el actual CEO de Chamba que tuvo sus inicios como fotógrafo de eventos detalla que hay tres puntos fundamentales al emprender. Claves que deben ser tenidas en cuenta en todo negocio.
Poner fechas para comenzar algo o intentar tener todo premeditado antes de iniciar es tiempo perdido. Es por eso que el joven empresario de 32 años destaca la importancia de “levantarse y hacer, más allá de los errores y las equivocaciones”. Ya sea de forma paulatina o iniciando con poco, solo así será posible avanzar y crecer.
“Mucha gente no quiere contar su idea por miedo a que se la roben”, observa el líder de la plataforma digital. Lejos de ese miedo interno existente, “cada persona ve las cosas de una manera diferente y te puede aportar o ayudar con algo que tu no te dabas cuenta”, aconseja. Por lo tanto, es más probable que los comentarios sean enriquecedoras antes que perder una idea de negocio.
La voluntad y el esfuerzo son elementos que pueden marcar la diferencia, pero ante su ausencia el destino dependerá de otros. Bajo esta premisa, Diego expresa: “Da mucho miedo, pero todos los días nace una competencia nueva, queda en ti si decides quedarte jugando a los videojuegos o mejorar”.
Más allá de la continua búsqueda por generar el crecimiento de Chamba y poder ofrecerle una mejor experiencia a toda la comunidad latina en Estados Unidos, Diego Montemayor pone el ojo en un lugar especial. “Quiero centrarme en poder pasar más tiempo con mi familia, dormir mejor, tener una buena alimentación”, proyecta.
En ese sentido, reconoce que al emprender es indispensable dedicar mucho tiempo y energía en el negocio, y por eso “ser emprendedor es un poco obsesionarse con algo”. Sin embargo, encontrar el equilibrio en la vida personal es un asunto sumamente importante que, al fin y al cabo, también permite estar centrado en las demás actividades.
desde México 
