El desafío de hallar una solución rápida y eficaz
Compartir un espacio de trabajo durante horas, enfrentarse a difíciles decisiones y cumplir con todas las responsabilidades es un cúmulo de factores que fácilmente puede traer aparejado conflictos. Más allá de cuáles sean los motivos, resulta prácticamente inevitable que dentro de un grupo no surjan este tipo de inconvenientes. Esto se debe a que la causa puede depender de cuestiones internas, pero también pueden influir asuntos externos al equipo. Comprendiendo esto, aquí lo importante radica en cómo solucionarlos, hacerlo de forma veloz y prevenirlos de cara al futuro.
Ahondando un tanto más en estas tensiones laborales, existen diferentes tipos y no todas tendrán la misma consecuencia ni solución, por eso identificarlas resulta útil. Una de ellas es el conflicto intrapersonal, en donde se genera un problema de forma personal, es decir por el propio trabajador. En contraste con este, las diferencias interpersonales están ligadas a los compañeros de trabajo, ya sea problemas entre dos trabajadores o un trabajador y la empresa. Por último, entre los principales también se encuentran los grupales, donde se ven incluidos varios compañeros de una misma área o entre distintos departamentos.
En cuanto a la resolución de estos conflictos, se pueden encontrar algunos lineamientos generales que se presentan como grandes herramientas para encontrar salidas oportunas y positivas. Entre ellos es posible destacar el valor de indagar la raíz del problema para poder tomar decisiones objetivas, así como también dejar la imparcialidad de lado para poder escuchar activamente varias versiones sobre ese mismo inconveniente.
Cómo prevenir conflictos en el trabajo
Cuando se asume que las diferencias existirán de una forma u otra, producto de la misma interacción entre personas que forman parte de un mismo espacio (ya sea físico o simbólico), es posible trabajar para que ello ocurra con poca frecuencia o de la manera más leve posible. Construir un ambiente laboral sano en donde, más allá de los diferentes puntos de vista y opiniones, predomine el respeto y la buena voluntad.
Para lograr este resultado, la comunicación tiene un rol muy importante. Crear vínculos de confianza, realizar reuniones útiles y efectivas, así como también asegurarse de que haya un buen feedback son algunos de los puntos que resaltan. En esta misma línea, tener objetivos claros es otro de los responsables en aquella búsqueda por mejorar el clima laboral. Cuando existe una estructura clara es mucho más fácil tomar decisiones, ya que las mismas tendrán un rumbo y los aspectos subjetivos pueden quedar en un segundo plano.
5 consejos para resolver un problema laboral
Para poder continuar avanzando, es necesario acabar con las tensiones de la forma más rápida, práctica y efectiva. A continuación podrás conocer cuáles son los puntos más importantes para lograrlo.
Asumir el problema lo antes posible
Si bien puede parecer una obviedad en una primera instancia, gran parte de la demora en la resolución de conflictos se debe a la dificultad para aceptarlos. Ignorar o fingir su inexistencia no permite trabajarlo y puede provocar que el mismo crezca. De esta manera, es clave estar atento para reconocer cuándo las cosas no marchan correctamente y es necesario ajustar piezas.
Evitar y no avalar ataques personales
Cuando un problema escala, la discusión puede caer en lugares banales que nada tienen que ver con la raíz del conflicto en particular. Es en esta instancia donde los líderes deben ubicarse en un rol como moderadores para no permitir descalificaciones personales fuera de lugar que nada suman.
Ligado a esto, aún así la causa de un problema recaiga en una sola persona, es importante no condenar sus acciones severamente. Si bien será un error a no repetir, no hay que centrarse en el culpable para señalarlo, sino colocar el foco en cómo resolver y salir de ese problema.
Escuchar activamente
Existen momentos para tomar decisiones y otros para observar y analizar el panorama. Es por eso que prestar atención en cuáles son los puntos de vista que ofrece cada protagonista y sus formas para enfrentar el problema es una instancia que no puede ser olvidada. Además, entendiendo que muchas veces pueden entrar en juego sentimientos como la frustración, es debido tener presentes algunas técnicas de inteligencia emocional para poder sobrellevar momentos donde la incomodidad desborda.
Brindar respuestas novedosas
Resolver un conflicto no es simplemente tomar una decisión para dar por terminado momentáneamente el problema, sino ir más lejos para encontrar una salida innovadora y asertiva. La eficacia también se ve reflejada cuando los trabajadores se encuentran conformes y predispuestos a seguir avanzando por ese camino elegido.
En esta misma línea, abrir lugar a que colaboradores aporten nuevas ideas, es una gran forma de alcanzar aquella solución deseada. Esto se debe a que no siempre la respuesta la tiene el líder y no sólo de él puede salir la propuesta mágica para acabar con las diferencias.
Realizar una evaluación
Luego de buscar el acuerdo entre partes para garantizar que el problema se haya terminado, es importante llevar adelante un seguimiento del asunto. Esta evaluación, además de permitir tener registro del problema y constatar si verdaderamente se resolvió, permite estar al tanto de futuros focos de tensión. Aspectos que siempre pueden ser trabajados si es que se tiene la intención de hacerlo.