Imaginar, proyectar y hacer para cumplirlo
Esta secuencia, paso a paso, representa el espíritu de miles de emprendedores alrededor del mundo que hacen de este proceso un motor incansable para sus ideas y sus logros. Fabián Carrillo Suárez, quien creó y conduce CLUVI, lo incorporó incluso desde muy pequeño en su vida.
“De niño siempre me pensaba creando cosas, construyendo cosas, haciendo cosas que impactaran o que generaran algo positivo. Eso me motivó el crear e imaginar cosas inalcanzables”, retrata al respecto. Además, su origen también marcó la dedicación y esfuerzo que lo caracterizan: “Vengo de una familia muy humilde, a los nueve años me tocó salir a trabajar. Por ejemplo, el 7 de diciembre se celebra en Colombia el Día de las Velitas, entonces yo los días previos, ante la gran necesidad de velas, comprábamos al por mayor y yo iba vendiéndolas puerta por puerta”, rememora Carrillo.
El inicio del camino hacia una idea
Luego de estudiar ingeniería en la Universidad, Carrillo comenzó a germinar ideas en su cabeza sobre posibles negocios digitales cuando todavía no eran lo que son hoy. Tras idas, vueltas y muchas negativas, pero también nuevas relaciones que le abrían nuevas puertas, surgió Eventsite, su primer startup como tal.
Esta, que sería, llamativamente, la instancia previa en la evolución hacia CLUVI, “trataba de conectar eventos con restaurantes, bares y discotecas” y lo logró con tanto éxito que pasó a ser la aplicación oficial de las ferias y fiestas del país. Cada vez con más valor, este proyecto que crecía exponencialmente, pasó por la aceleradora Rockstar y trabajaba con el 85% de los mayores empresarios de eventos de Colombia, hasta que llegó la pandemia.
Reinventarse: evaluar y decidir
Siete años de trabajo continuos se vieron interrumpidos por una situación extrema. Sin embargo, para Carrillo solo había un camino: “Había que empezar de nuevo, pero para el que tiene la chispa, la perseverancia y la terquedad, esto es algo especial”, alega.
“En medio de todo eso nos propusimos darnos unos meses, pensar tres ideas y ponerlas sobre la mesa para empezar a validar”, explica Carrillo, y continúa: “Personalmente la que más me gustaba tenía que ver con el metaverso, con hacer eventos en realidad virtual. Vendíamos el boleto, enviábamos unas gafas a la casa del cliente y se sumergía en la experiencia. Ahí nació el nombre CLUVI, de hecho, Club Virtual de Eventos”.
De todos modos, a pesar de esa gran idea, el contexto y el mercado demandaba otra cosa: “Al haber trabajado con restaurantes, bares y discotecas, nos llamaban desesperados para pedirnos que los ayudemos a digitalizar porque las apps de delivery se los estaban comiendo en plena pandemia”, afirma el colombiano.
“Así arrancó CLUVI, primero desarrollándoles una app de delivery propia y luego, cuando comenzaron a reabrir, con lo que sería nuestra especialidad: los códigos QR en las mesas”, cuenta Carrillo. Seguidamente, completa: “Comenzó a crecer descontroladamente, le dejamos el mismo nombre porque nos gustaba mucho, y hoy, dos años después, estamos en seis países, más de 3.000 restaurantes y trabajamos de la mano con las principales marcas como Coca-Cola en toda Latinoamérica”.
Enamorarte del problema
Esta decisión bisagra da pie para uno de los principales aprendizajes de Carrillo y los fundadores de CLUVI en este recorrido emprendedor. “Lo de las gafas era muy chévere, ¿pero realmente es un dolor o es crear una necesidad o un tipo de entretenimiento? Podría funcionar, sería interesante, pero sin dudas un camino diferente”, reflexiona Carrillo.
“Sin embargo lo de los restaurantes era un dolor, porque lo sentían, tenían esa necesidad”, continúa, “y además visualizamos una oportunidad, porque la pandemia modificó comportamientos culturales que favorecían su desarrollo”.
CLUVI: Una mejor experiencia para restaurantes y comensales
La aplicación significa realmente una mejora para todas las partes y allí radica gran parte de su éxito. En este sentido, Carrillo describe: “Lo primero que logramos con CLUVI fue crear un menú inteligente, no un menú digital que puede ser hasta un PDF, sino un menú inteligente que mejore la experiencia del comensal”.
“Creamos una buena carta en usabilidad y experiencia tanto para el comensal como para el restaurante, ya que puede cambiar precio e imágenes en tiempo real”, indica, y desarrolla: “Generamos que se pueda autogestionar sola, por ejemplo diferentes menú para distintos horarios del día, de esa manera le hacemos la vida más fácil a ambas partes, además influimos en la venta y en la rentabilidad”.
Importantes procesos de aceleración
Tal como suele repetirse en casos de relevancia como estos, las aceleradoras juegan un importante papel tanto en financiación como en aprendizajes y evolución. Los retos, los desafíos y las enseñanzas que brindan estos procesos al generar una dedicación full time y un acercamiento al ecosistema en general, terminan siendo verdaderamente significativos.
“Logramos cerrar la última ronda que son 2.5 millones de dólares con dos fondos muy importantes de la región, Cometa y Femsa Ventures, que es el fondo de Coca-Cola. La experiencia ha sido muy chévere”, detalla Carrillo al respecto.
Lograr cambiar la industria
Al día de hoy, la compañía ya tiene presencia en seis países, entre ellos, Brasil, Perú, Panamá, El Salvador, México y Colombia, incluyendo grandes ciudades como Bogotá, Medellín, Bucaramanga, San Pablo y Río de Janeiro. Además, entre sus más de 3.000 clientes, cuentan con varias cadenas grandes de restaurantes.
De todas formas, la visión de CLUVI va mucho más allá: “Nuestra visión es lograr cambiar la industria acerca de cómo se consume dentro del restaurante. Que tú llegues y puedas hacer la orden y el pago a través de las mesas del restaurante. En eso estamos en este momento, empezando a sacar todos los pilotos y la tecnología para este tema de orden y pago en las mesas”, concluye Carrillo.