Mario Mora
Desde Chile 
Nacido en Venezuela, pero con padres chilenos, recién a los 8 años retornó al país de origen de su familia. Eso significó para Jordan Butler, el gran protagonista de esta historia con ideales de bienestar social, un cambio que le ha permitido ver las cosas desde otro prisma. Así lo reconoce el mismo, cuando rememora como comenzó todo: “siendo muy pequeño, como con 12 años creo, recuerdo estar acostado en cama de mis padres, ellos no estaban, y pensar que al mundo le hacía falta un giro, un cambio positivo. Yo quería que mi misión fuera esa, cambiar el mundo y si bien es una etapa que la mayoría de la gente atraviesa, sobre todo en juventud, y luego se da un golpe de realidad, en ese escenario yo me vi cambiando el mundo”.
Su sueño comenzó a tomar forma pronto, a los 16 años lo cristalizaba a través de asociaciones u organizaciones que entregaban ayudas sociales. “Desde mis 15 años he pasado navidades con gente en situación de calle, entregando alimentos y otras facilidades”, cuenta, antes de pasar a relatar su etapa universitaria, donde estudió Ingeniería y terminó de forjar ese espíritu de compromiso con los sectores más vulnerables: “no podía entender como mis compañeros estaban tan enfocados en sacar buenas notas, cuando había tanto que crear al otro lado. De hecho, me distraje mucho con la universidad porque me dediqué a hacer labores sociales y a emprender un poco. Creo que existe un equilibrio entre esas dos cosas”.
En esos años de juventud plena, que lo mostraban como una persona comprometida desde el aspecto social, Jordan de todos modos no se hallaba: “estaba frustrado con mi carrera porque no me llevaba realmente al tipo de vida que quería tener ni tampoco al impacto social que buscaba”, reconoce. Sin embargo, un encuentro le mostraría el rumbo, porque luego de su reunión y charla con Muhammad Yunus, emprendedor social hindú condecorado con el Premio Nobel de la Paz por desarrollar el Banco Grameen, su cabeza no sería la misma.
“Tenía en claro que lo que había que trabajar eran los negocios sociales, no negocios que no tuvieran utilidades. La utilidad debía llegarle a la gente que efectivamente hace bien al mundo, expresó y me marcó mucho, porque hay personas que destruyen la amazona por dinero, por ejemplo, siendo que el modelo de negocios más premiado debe ser quien cuide al mundo. Creo igualmente la tendencia empieza a girar hacia ello”, detalla sobre aquel encuentro y las conclusiones que logró sacar.
“Nosotros tenemos una empresa solar y estamos haciendo dinero”, comienza explicando Jordan, que a la vez resume esa situación antes mencionaba acerca del equilibrio entre negocio y bien social. “Cuidamos el mundo y, por supuesto, el negocio de nuestros clientes, porque nuestra solución es mucho más barata que utilizar un combustible fósil”, afirma.
Si bien el cambio que se dio en su mentalidad tras el encuentro con Yunnus fue significativo, el emprendimiento propio no llegó inmediatamente: “me dediqué muchos años a buscar como hacer esto de cuidar al mundo y tener un negocio funcional al mismo tiempo. Como trabajo desde los 14 años por mi situación familiar, al salir de la universidad pase a ser un recién graduado, pero con mucha experiencia. Trabajé como dependiente en minería, consultoras de ingeniería y llegué a ser director en compañías extranjeras”, especifica sobre su background.
Finalmente, en 2018 es que nace Cleanlight: “me enfoqué en energía solar porque me di cuenta como avanzaba esta tecnología, pero a la vez no llegaba a ningún tipo de usuario, ni minería, industrias o construcción, que es por donde comenzamos. Pensé ‘si creo un producto que mejore económicamente sus cifras y por otro lado cuido el ambiente, todo lo que esté alrededor de estas industrias va a mejorar’”.
Para definirla de forma más concreta, el CEO & founder de la compañía con casi 100 empleados, señala: “somos una empresa de investigación y desarrollo. Nos metemos mucho con ingeniería eléctrica, electrónica, tecnología, diseño industrial, para crear productos que faciliten el uso de la energía limpia. Eso quiere decir que a medida que avance la energía solar, nosotros entregaremos esa posibilidad a usuarios que no tienen tantos recursos o no tienen el conocimiento técnico para disfrutar de los beneficios”.
Además, destaca un aspecto fundamental del andamiaje de su startup, que va camino hacia su segunda ronda de inversión: “fabricamos nosotros, eso nos diferencia, tenemos nuestro propio personal trabajando en la fábrica, creando y haciendo el trabajo pesado todos los dias. Me encantaría seguir dando más oportunidades, darle lugar a la gente para aportar, porque creo que las personas se sienten muy útiles cuando forman parte de este tipo de soluciones”.
En la combinación de negocio rentable y fiel al medioambiente, pero también a la sociedad, Cleanlight desarrolló un SolBox, que no es otra cosa que un generador solar móvil, que puede funcionar para una casa o negocio. Los argumentos de este producto están en “la diferencia social que genera la falta de energía”, explica Jordan, que amplía este concepto: “que bueno sería tener la opción de energía barata, poder conectarse a internet, informarse, estudiar, etc y que terrible debe haber sido la pandemia para los hogares que no tenían energía”.
Incluso, lleva la discusión a un terreno mucho más básico e impactante, como lo es la alimentación: “en África los datos arrojan que un 71% de hogares aún no tiene energía y es terrible porque la mayoría de sus alimentos no son frescos. ¿Cuánto cambiaría si todos tuviéramos el acceso a ello?”, se pregunta de forma retórica y cierra la idea con otro dato revelador: “solamente en Chile hay 2 millones de personas que no tienen acceso a la energía normalmente”.
Es curioso el camino de este emprendedor de origen chileno, que hoy forma parte de los 500 CEO más influyentes de América Latina, según publicaciones de renombre. Es que, al mismo tiempo que emprendió su compañía, inició un proyecto para acompañar y guiar a otras startups hacia los mejores resultados: “Lo que ocurrió con Butlercorp es que me di cuenta que tenía mucha experiencia en mi vida corporativa y podía ayudar a emprendedores y gente que quisiera agregar valor”, describe acerca del propósito de su otra empresa a cargo.
En su análisis, expresa “en Latinoamérica falta más, porque somos muy buenos para exportar materias primas, pero ¿cuánto valor podemos agregarle a ello?”. Es así que puso al servicio la experiencia que traía consigo del ámbito empresarial y, además, detectó una falta de guía en su proceso con Cleanlight, por lo que decidió ser el mismo esa persona que ayuda, da consejos y aporta conocimiento esencial.
“Buttlecorp como organización se reúne con muchos emprendedores para entregar conocimiento sobre inversión, tecnología, talento y más cosas, que ahora las veo y pienso que ojalá alguien me las hubiera explicado cuando estaba iniciando, hubiera ahorrado mucho tiempo” suelta, riendo al final.
“Todos somos exitosos de forma distinta, algunos se interesan en lo económico, otros en el poder, pero es importante hacer una introspección y definir cada uno que lo hace sentir pleno, con esa calma de haber logrado cosas, algo que es único”, responde Butler. Asimismo, aporta su propia medida de éxito: “personalmente esa proporción de sentir que puedo estar cambiando el mundo y, al mismo tiempo, tener una familia como la que tengo y poder equilibrarlo, para mí, eso es éxito”.
La satisfacción para Jordan, desde lo profesional, llega “cuando logramos cambiarle la vida a una persona. Me marca mucho eso y puede sonar ególatra, pero me gusta mostrarlo, porque me gusta invitar a que otros quieran hacerlo también”. Para el ingeniero, la motivación es clara: “si yo no tuviera el propósito de querer crear vidas mejores alrededor mío, sería muy difícil emprender. Creo que el propósito debe ser necesariamente algo que a uno lo movilice”.
Respecto a lo que vendrá, teniendo en cuenta que Cleanlight es una startup que mira al futuro, el directo que trabaja desde la propia fabrica donde todo sucede, adelanta: “estamos pensado en crear un HUB latinoamericano para poder entregar estas soluciones en otros países de la región. Ojalá a finales de año podamos empezar a entregar soluciones en Colombia, Perú, Argentina, Ecuador. Hay un camino maravilloso por delante”.
Como cierre, otra noticia que puede develar Jordan, es un proyecto que nuevamente involucra al factor social como protagonista: “Estamos trabajando para acercar medicamentos y salud a lugares desprovistos, con una empresa de carácter social. Esperemos pueda darse pronto, se llama ‘La Abuela’, por el hecho de que las abuelas siempre quieren cuidarte”.
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