La tecnología tiene un ritmo que se hace cada vez más difícil de seguir, sobre todo cuando se trata de cuestiones digitales, que tienen tantas variaciones como posibilidades otorgue el inmenso mundo de internet y su programación. Entre tanta vorágine entonces, es normal que muchas veces se oiga hablar de un concepto o término, de forma constante y repetitiva, sin saber realmente de lo que se trata. Con los NFTs, puede pasar tranquilamente eso.
Los “No Fungible Token”, que resumido en siglas da como resultado NFT, y traducido significa token no fungible, han generado una verdadera explosión comercial y se mencionan cifras exorbitantes relacionadas a ellos. Pero, ¿qué es en definitiva un NFT? La artista digital Fernanda Boccard, nacida en Argentina, pero radicada en México, es creadora de colecciones de NFTs y otorga una definición sencilla al público en general: “es un activo digital único e irrepetible que se puede almacenar gracias a tecnología Blockchain, o Cadena de Bloques”.
Porque nada es tan fácil, lamentablemente no se puede profundizar en el concepto de NFT, sin pasar antes por la tecnología que le da forma a este activo digital. Carlos Bohorquez, quien trabaja como consultor especializado en el tema y es fundador de Túnel Club, explica desde su Ecuador natal: “para hablar de NFT, es indispensable hablar de Blockchain y la tecnología que está detrás del blockchain, así como todo lo que sucede en el ecosistema, que no solo tiene que ver con NFT sino con muchos otros conceptos digitales”.
Para Carlos, lo primero que hay que entender es lo que significa una tecnología blockchain y la función que cumple: “su nombre hace referencia a una cadena de bloques, que en este caso está 100% en internet, conectada con diferentes protocolos y funcionando de forma descentralizada. Esto quiere decir que no hay una persona o servidor como tal”.
La última aclaración, tiene más sentido cuando completa: “en el mundo tradicional toda la información, webs y contenidos se alojan en servidores individuales, mientras que en el mundo blockchain se distribuye por muchos servidores, que serían los que conforman esa cadena de bloques”.
Naturalmente, si se trata de un activo, aunque sea digital, cualquiera entendería que debe generar un movimiento en el patrimonio o cartera de la persona que lo adquiere. En cierto punto es así, pero el valor de los NFT, tal como su nombre lo aclara, no es fungible.
En este punto, Carlos amplía su guía y aporta: “un NFT podemos decir que es una especie de código o numeración que le va dar una persona una propiedad sobre un activo digital, pero al ser un token no fungible, no tiene representación económica como tal”. ¿De dónde viene el valor entonces?, el ingeniero industrial, certificado en emprendimiento e innovación responde: “de lo que las personas estén dispuestas a pagar por ese NFT. No hay una correlación directa entre dinero y NFT, pero si entre la confianza de una persona al producto y proyecto, por cuanto está dispuesto a pagar. Es algo especulativo”.
Yendo al caso puntual de Fernanda, quien como creadora de NFTs tiene experiencia comerciándolos, nos encontramos con definiciones concretas: “los NFT están alojados en una blockchain, que en mi caso es Polygon, y se pueden adquirir con criptomonedas en un Marketplace, como Open Sea, que es la que yo uso”, comenta y agrega: “si bien estamos en una etapa temprana en el desarrollo de las NFTs, explorando las diversas maneras de darle valor a los coleccionistas y usuarios, hay muchas maneras de utilizarlos, dependiendo de los Smart Contracts, o contratos inteligentes de cada NFT. Hoy se pueden utilizar como pieza estética artística, membresía, ticket para un evento, comprobante de propiedad de un terreno en el metaverso, etc”.
Por ahora los NFTs siguen siendo un concepto que parece estar reservado a los más estudiosos de las nuevas tecnologías y sin dudas que sin capacitación, es complicado dominarlos. Sin embargo, como en todo, la clave está en animarse a sumarse al ecosistema, tal como lo ha hecho Fernanda, quien es la flamante creadora de la colección “Serious and Cool People NFT”, disponible en Open Sea.
“Depende mucho del Roadmap del proyecto, la utilidad, la visión a futuro y los integrantes de equipo. Siempre hay que hacer una investigación del proyecto si es que se quiere invertir. Como coleccionista, yo colecciono lo que me gusta y generalmente lo hago para apoyar a otros artistas”, afirma la artista digital argentina, quien a su vez detalla lo que no puede faltar en una colección de NFTs: “En términos generales, se basan en tres pilares: Comunidad, Utilidad y Storytelling. Los NFT no son sólo una nueva forma de creación, sino también una nueva forma de relación entre creadores, empresas, marcas y su público”.
Ejemplificando con su propia colección, destaca las características de un NFT y las utilidades o beneficios que le brinda a quien lo adquiere: “La primera temporada de mi colección Serious and Cool People es de piezas únicas, 1 a 1, que combinan ilustración y storytelling, que lo hace muy atractivo. Además, los coleccionistas gozan de distintas utilidades, como airdrops, acceso a eventos, y comparten conmigo la propiedad intelectual sobre la obra, entre otras cosas”.
Si se toman los valores que han llegado a pagarse por un NFT de la colección Bored Ape Yacht Club, de las más famosas y que más cotizan al momento, que rondaron entre los 100.000 (USD) y 300.000 (USD), tranquilamente se puede establecer que se trata de una tendencia absoluta hacia este tipo de activos digitales.
“Los NFT sirven para muchas cosas en blockchain, pero principalmente se están usando para representar la posesión de un activo digital. Esto es porque su tecnología hace muy difícil que dos personas posean el mismo activo digital, entonces si tu tienes un NFT y lo guardas en una wallet, ya es tuyo y nadie podrá quitártelo, aunque con screenshot lo copien y peguen en otro lado, sigue siendo solo tuyo”, expresa Carlos, para explicar porque esta gran escalada de imágenes NFT como productos mega valiosos.
De todas maneras, existe una gran controversia por la utilización de los NFT como imágenes, a la cual Carlos también refiere: “lo que se ve en estos momentos es que se emplea en una etapa temprana para activos sencillos como fotos o arte digital. Esto trae controversia porque la usabilidad que se le da, ha encapsulado de alguna manera al concepto y la tecnología, que en su aplicación puede ir mucho más allá de representar una foto en una cadena de bloques”.
Lo marcaba Fernanda con la descripción de su propia colección, y en esa misma línea es que el investigador de blockchain ecuatoriano es contundente declarando: “¿Por qué vale tanto una imagen de mono aburrido en un yate? Pues porque el proyecto detrás de esos NFT es muy grande y tiene una proyección más grande aún”.
Así entonces, los NFT se regulan por el respaldo y la confianza de la propia población que los consume, que apuesta a que su valor crecerá o que su adquisición le permitirá tener múltiples beneficios en el futuro cercano. Lamentablemente, es así que también surgen muchas estafas con este concepto de NFT: “hay muchas formas de hacer que un NFT valga o no valga y eso lleva a que personalidades con influencia salgan a vender sus propios NFT, pero sin un proyecto atrás, lo que deja sin sustento a ese activo, porque solo están pensando en ganar dinero con sus fotos. Son estafas”.
El concepto NFT ha crecido de forma “positiva, negativa y especulativa”, los tres caminos según el propio Carlos Bohorquez, que entiende que: “la fama que le dan los titulares de noticias, que no hablan de la tecnología de la NFT, sino de lo que valen las fotos y a cuanto se venden estas imágenes de monos cool por ejemplo, genera inquietud”.
En el análisis de Fernanda Boccard, la fama y la explosión de este recurso se da porque “la tecnología de la Blockchain permite en esta era del internet que estamos comenzando, llamada Web3, el intercambio de valores de una manera más segura y descentralizada de las que conocíamos”.
Además, a lo dicho agrega y cierra: “tanto las criptomonedas como los NFTs, se basan en esta tecnología y podríamos comparar estos valores con el oro, ya que las criptomonedas son como lingotes de oro, los cuales se pueden intercambiar entre ellos si tienen el mismo valor, o gastarlos al comprar otros activos con su valor (fungibles). Los NFTs, son como obras de arte, las cuales son únicas e irrepetibles, no se pueden intercambiar por una igual, y no se gastan con su uso”.
El metaverso encaja muy bien en lo que a NFT respecta. "Allí existirán muchos tipos de activos digitales, que requerirán una forma de reclamar propiedad sobre ellos, lo que se hace precisamente a través de tecnología de NFT", admite Carlos, que se propone además ponerlo más claro con un ejemplo: "supongamos que en Meta puedes construir tu oficina virtual. Cada activo digital de esa oficina debería ser un NFT, porque eso se puede comprar y vender al igual que cuando ahora vas a un centro comercial físico y compras una silla para tu oficina".
Bohorquez también detalla que hay plataformas y softwares que permiten diseñar un NFT propio."Eso se hace con Sandbox por ejemplo, el metaverso por ahora con mayor popularidad. Las personas pueden entrar y comprar los espacios virtuales a través de NFT, pero también diseñar activos digitales y linkearlos como NFT, para venderlos y ganar dinero eventualmente". Fernanda, describe por su lado, con la experiencia de ser una artista de NFT, como hace para crearlos: "Yo hago mis creaciones a mano con acrílicos, de manera tradicional y luego los digitalizo con un iPad".
Mirando de cara al futuro, Carlos plantea que el concepto de NFT evolucionará, principalmente porque lo necesita: "se ha popularizado y encasillado en donde no debería. En el futuro hablaremos de NFT en otro marco y contexto" y, ante eso, vuelve a vincularlo con el metaverso: "será un lugar donde se tendrá una colección de activos digitales, para ver e interactuar".
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