El riesgo de las malas decisiones
Uno de los errores más comunes que se producen en un emprendimiento, es caer en la trampa de la falacia del costo hundido. Lo cual lleva a tomar decisiones que atentan contra la supervivencia y el crecimiento del negocio, porque se hacen basadas en la irracionalidad. Por lo tanto, hay que saber detectar este obstáculo para no tropezar con él.
¿De qué hablamos cuando decimos falacia del costo hundido? ¿Cómo hacer para evitarlo y lograr prosperidad en mi emprendimiento? Estas preguntas necesitan ser respondidas para tomar decisiones acertadas, invertir de manera correcta y lograr que nuestro negocio no solo se mantenga en pie, sino que además crezca.
¿Qué es la falacia del costo hundido y cómo puede afectar?
Lo que se entiende como costo hundido en el ámbito de los negocios u emprendimientos es un gasto que ya se realizó y que no se puede recuperar, independientemente de las decisiones futuras. Por ejemplo, una inversión fallida, que no dio el resultado que esperábamos.
Cuando se produce la falacia del costo hundido, es cuando se toman decisiones futuras con la intención de recuperar esa pérdida que en realidad es irrecuperable. Entonces se produce un círculo vicioso de malas decisiones del cual es muy difícil salir y puede provocar un daño irreversible.
Por lo tanto, comprender el concepto de costo hundido permite a los emprendedores evitar errores comunes que pueden llevar a pérdidas financieras y a malas decisiones estratégicas. Es clave para administrar los recursos de manera eficiente en cualquier negocio.
Continuar invirtiendo en proyectos, productos o estrategias solo porque ya se ha destinado dinero para ello es el error conocido como la falacia del coste hundido. Es más saludable reconocer cuando un gasto no dio el resultado que esperábamos y que ya no hay vuelta atrás. Dar vuelta la página y no insistir en algo que no tiene recuperación.
Los beneficios de detectar la falacia del costo hundido
El conocimiento del costo hundido por parte de los emprendedores repercute directamente en la toma de decisiones. Uno de los beneficios que se produce es tomar decisiones racionales basadas en el valor futuro de una inversión, en lugar de en el dinero ya gastado.
También se produce una optimización de los recursos, ya que estos van hacia iniciativas con mayor potencial en lugar de seguir apostando por proyectos fallidos. La agilidad del emprendimiento también se ve favorecida, porque tendrá más capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios del mercado.
Decisiones tomadas en función de la rentabilidad futura y no quedarse atado a ese dinero ya gastado que no puede recuperarse. Eso es lo que permite ser consciente del costo hundido. Evitar decisiones impulsadas por el apego emocional y centrarse en la importancia estratégica.
Ejemplo de falacia de costo hundido
Para que el término quede claro, lo mejor es verlo con un ejemplo que podría ocurrir en la práctica. Supongamos que se realiza una inversión para la creación de una página web que finalmente no se llega a lanzar porque el modelo de negocio cambia. La falacia de costo hundido sería continuar poniendo plata en esa web en lugar de invertir en una nueva o en cambiar la estrategia.
Seguir invirtiendo en proyectos fallidos es el principal mal de la falacia del costo hundido. Porque el costo hundido es algo que ya no se puede recuperar y no debe condicionar la toma de decisiones ni afectar los costos futuros. Estar alerta y detectar un coste hundido puede luego ahorrar muchos problemas.