Sin dudas que emprender siendo un joven no es lo mismo que emprender después de los 40 o hacerlo a una avanzada edad. Entran en juego cuestiones claves como la visión de futuro, la lectura del mercado, el manejo de herramientas o sistemas actualizados, pero a su vez también puede jugar un papel importante la experiencia previa, el camino recorrido y lo aprehendido durante los años ya trabajados.
Con esa premisa, es que desde Next Idea 4u contactamos emprendedores de experiencia y especialistas en la materia de emprendedurismo, para conocer más acerca de la posibilidad de emprender después de los 40 o lanzarse en este camino siendo una persona adulta que perdió su trabajo de muchos años.
Catalina Sisa, oriunda de Colombia, es especialista en empleabilidad e influencer en Talento humano y comunicación y entiende que la edad no es una cuestión excluyente al momento de emprender: “Para realizar un emprendimiento no tiene ninguna afectación la edad, cualquier edad está bien para generar un nuevo emprendimiento”, expresa y agrega: “No tengo puntos en contra para que las personas de avanzada edad inicien un emprendimiento, de hecho creo que una persona con mayor edad, puede llegar a tener más experiencia y cometer menos errores que un joven recién salido de los estudios y que quizás le falta práctica. Lo que no quiere decir que si eres joven no puedes tener éxito, sino que la serie de competencias y habilidades desarrolladas durante sus años de trabajo, le pueden otorgar una mejor claridad al momento de emprender, si es que pone esos esfuerzos en su negocio”.
Con esa visión de no darle importancia a la edad al momento de emprender, así se sea mayor de 40 años, coincide el presidente de la Unión de Emprendedores en Argentina (UERA), Rodolfo Llanos, quien desde su posición puede dar fe de lo que ve en cada análisis y en el día a día: “No hay edad para emprender, últimamente encuentro muchas personas mayores de 50 lanzando emprendimientos. Como el mercado laboral muchas veces rechaza a personas de esa edad y siendo muy jóvenes aun, deciden lanzar una iniciativa que comienza siendo como desprendimiento de un hobby y de a poco le van dando volumen comercial. De todas formas, a todas las edades los escollos son casi los mismos”.
Por su parte, el empresario y fundador de Ladrillos Fortes en Perú, Enrique Pajuelo, que también se desempeña como coach ontológico, acompañando a emprendedores con sus ideas, habla desde su propia experiencia y adhiere a la corriente de no tomar la edad como un condicionante: “Pienso que la edad es un tema mental en lo que respecta a emprender, porque he conocido jóvenes con mentalidad de anciano y ancianos con mentalidad de jóvenes en términos de emprendimiento. En mi caso personal y estando en mis cincuentas, me siento igual que cuando tenía 20 años, con las mismas ganas y pasión por emprender”.
Definido entonces que la edad no es un impedimento a la hora de emprender, es bueno hacer un repaso por las cuestiones que si son importantes a tener en cuenta, si de repente eres una persona que se encuentra en una situación de necesidad de emprender o simplemente tienes ese fuego interno esperando por que le dejes salir. En ese sentido, Rodolfo Llanos marca: “Siempre recomiendo comenzar probando a pequeñas escalas, antes de lanzarse a invertir para producir algo en volumen, sin entender cuál es el camino comercial que debe recorrer un producto o servicio”.
Misma línea que retoma Catalina Sisa: “Hay que tener en cuenta algunos puntos clave como: investigar el mercado, saber si el producto o servicio al que se apunta genera una necesidad dentro de una comunidad en particular, para que tenga una rápida adaptación y crecimiento”. Además, quien es también CEO de la consultoría Acción Laboral Latinoamérica, Speaker y experta en comunicación Corporativa, explica: “Lo que sí es importante, es que el emprendedor tenga constancia, porque emprender requiere de trabajo perseverante. Si uno es una persona líder, con manejo a la frustración, puede lanzarse con un emprendimiento”.
Abordando la temática nuevamente desde un punto de vista más personal, con la experiencia de dirigir su propio emprendimiento hace años, Enrique Pajuelo les habla directamente a esas mentes prontas a emprender, sin importar si tienen más de 40, 50 o apenas 20: “Hay que ser consciente que emprender es una carrera de largo aliento y que se tendrán muchos baches en el camino, en especial en la etapa inicial. Estar preparado mental, emocional y espiritualmente para afrontar los problemas que surjan. Lo único seguro será poner todo tu ser en lograr tu sueño, aquel que te hizo emprender, sea un sueño provocado por ti mismo o incluso otro obligado por las circunstancias como haber perdido el trabajo”.
Los especialistas y expertos, distribuidos en América Latina, han dado su veredicto. La edad no es razón para frenar una idea o un sueño, que son los componentes básicos de un emprendimiento. Sin embargo, haciendo eco de la última frase de Enrique, respecto a la situación de un hombre adulto emprendiendo ante la necesidad, tras haber perdido el trabajo, Rodolfo Llanos fundador de una institución con mucha influencia en emprendedores argentinos como es la Unión de Emprendedores, entrega algunos valiosos conceptos en referencia a emprender en tales situaciones: “Para mí en épocas de crisis es prioritario emprender con una base de conocimiento del producto o del servicio muy alta. No aconsejo lanzar una iniciativa e ir aprendiendo sobre la marcha, ya que la curva del aprendizaje muchas veces consume todos los recursos económicos y anímicos de un emprendedor. Lo segundo es no emprender solo, porque las mejores ideas surgen de las conversaciones entre colegas (network) y la potenciación de los esfuerzos divide la carga y la presión de la tarea. El tercer aspecto, es tener un pormenorizado trabajo de costeo para saber cuál es la rentabilidad real de lo que hacemos y en función de esto, saber que volúmenes de ventas necesitamos para que la actividad nos permita tener un nivel de ingresos para solventar el estilo de vida del emprendedor”.
Es interesante hacer foco en la idea de no emprender solo, ya que muchas veces quien quiere adentrarse en el terreno del emprendedurismo, no tiene las habilidades o herramientas necesarias, sea por falta de preparación, desconocimiento o motivación insuficiente. En personas de avanzada edad, lo difícil suele ser aggionarse a las nuevas tecnologías, puesto que el mundo ha cambiado desde su época de estudio y la transformación digital, acentuada por el contexto reciente de pandemia, requiere una formación mínima e indispensable.
Así, la experta colombiana respalda esta teoría y esboza una última reflexión, a modo de sentencia: “Aconsejo a cualquier persona que está pensando en emprender que lo haga y trabaje en ello, pero debe tener las habilidades claras y poder unirse a un equipo o trabajar con quienes puedan aportarle el conocimiento y crecimiento deseado, que lo lleve a cumplir con los objetivos a corto, mediano y largo plazo. En definitiva, cualquier edad es buena para iniciar un emprendimiento, ya que la edad no califica, no discrimina ni determina el éxito de ningún emprendimiento”.
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