Inventor por naturaleza

Rodrigo Córdoba, el emprendedor serial que innovó con Tigoût

Creó una máquina que hornea alta pastelería en cápsulas y busca, hoy desde España, instalar este nuevo concepto en el mercado. La historia de un soñador que heredó la chispa de la innovación y estuvo siempre destinado a emprender.
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Rodrigo Córdoba, el emprendedor serial que innovó con Tigoût

Una historia de innovación que atravesó el océano para hacerse realidad

Desde hace seis años, Rodrigo Córdoba trabaja en su innovador y más reciente proyecto: una máquina que busca llevar la alta pastelería al alcance de cualquier persona en unos pocos minutos. Pensada y desarrollada en Argentina, hoy la empresa busca instalarse en España, donde ya se asentó su creador junto a su familia. Y desde donde Tigoût da pequeños pero firmes pasos en el proceso de convertirse en una realidad habitual de las cocinas, hoteles, oficinas, restaurantes, aeropuertos y cualquier lugar donde pueda disfrutarse una porción de pâtisserie recién horneada.

Con tan solo imaginarla, ya se puede dilucidar que la historia de Córdoba es sin dudas la de un empedernido soñador, y al conocerla, quedará demostrado. “Debo llevarlo en el ADN, como mi padre, yo soy un emprendedor serial”, asegura con absoluta sinceridad.

Sangre emprendedora y gen de inventor

Córdoba nació en Argentina en 1973 en una familia que lo representa cabalmente. Así lo retrata: Mi abuelo inventó un sellador a base de dulce de membrillo y ceniza para tanques de combustible y radiadores. Luego, mi padre lo mejoró y sacó el cemento Verónica y el polvo de tapagotera de radiadores Verónica, y fundó una empresa donde se vendían productos de cosmética automotriz”.

Fue en esa empresa familiar donde Córdoba trabajó durante mucho tiempo, hasta que en el año 2000, a partir de una enfermedad de su padre, decidieron venderla a una compañía española. “Pasé a trabajar para ellos”, cuenta y explica, “pero en el año 2001 tomaron la decisión de cerrar y en enero de 2002 me quedé sin trabajo”.

Me ofreció trabajo un distribuidor de la empresa por la misma plata que ganaba en ese momento como gerente de ventas y le dije que no, quería empezar mi propio emprendimiento”, confiesa Córdoba, delimitando el preciso momento donde su camino inició.

Proyectos: éxitos y experiencias

Al iniciar su propio recorrido en los negocios, Córdoba utilizó lógicamente la gran cartera de clientes que poseía por el trabajo de toda su vida y su experiencia como vendedor. De puerta en puerta, empezó a trabajar con fábricas que no tenían canal de distribución y a cobrar comisión por ventas, con un resultado de dos años de puro crecimiento.

Sin embargo, cuando muchos de sus clientes comenzaron a saltearlos, tomó la decisión de montar junto a su hermano una distribuidora y formalizar la empresa: “Yo tenía un terreno que había empezado a comprar en Tigre, lo vendí y con casi la totalidad del dinero compré mercadería y un auto para comenzar el negocio”, cuenta.

Lo que comenzó con la distribución de los lubricantes Castrol para la provincia de Misiones, se convirtió en un negocio de ocho marcas distintas dentro del rubro incorporando más provincias como Chaco y Entre Ríos. Y no solo eso, en 2008 se transformaron en importadores de cascos de motocicletas ingresando al país marcas nuevas en el mundo por primera vez.

“Cuando empezamos con los cascos, tuvimos la suerte de que se empezó a controlar mucho más su uso y, sobre todo, aprovechamos la llegada del Dakar”, rememora Córdoba. En 2009, la mítica competencia internacional de rally llegó a Sudamérica por primera vez y esto despertó una idea que los catapultó: Armamos la Legión Argentina, a cada piloto argentino, sea bueno, malo, profesional o amateur, le regalamos tres cascos con la bandera y luego pusimos un casco en la televisión el día del lanzamiento, ahí la marca explotó y nos transformamos en líderes de la categoría”.

Así surge una idea innovadora

Promediando el año 2016, Córdoba culminó la sociedad con su hermano y vendió su parte de la empresa, por lo que, al dejar de trabajar todos los días, comenzó a hacer algunas actividades simplemente por placer. Empecé a hacer cursos de cocina, y cuatro de mis cinco hijos también. Los más chiquitos, puntualmente, hacían pastelería. Eso se transformó en un plan familiar, los sábados hacíamos las recetas que habíamos aprendido en la semana y la mesa de nuestro desayuno parecía un hotel cinco estrellas con panqueques, scones, waffles y cupcakes. Invitábamos amigos y en esas reuniones me di cuenta varias cosas, como por ejemplo, cómo disfruta la gente la comida, lo poco que dura ese momento y lo mucho que se tarde detrás de eso, en la preparación”, recuerda con lujo de detalle.

Ahí vi mi máquina de capsulas de café”, revela Córdoba, y desarrolla: “y pensé que eso me daba la posibilidad de tomar el café que quiero, cuando quiero y en mi casa. Entonces vi la mesa, cómo disfrutaba la gente, y automáticamente me imaginé una cápsula, la masa cruda y una máquina que hornee. Así nació Tigoût”.

Tigoût: una innovación gastronómica de grandes ambiciones

“El nombre viene de ‘petit goût’ en francés, que significa ‘pequeño gusto’, quisimos darle una connotación global francesa a la marca pensando en Francia como meca de la pâtisserie a nivel mundial”, explica su creador. Seguidamente, describe su espíritu: “Lo que hemos logrado es democratizar la alta pastelería, las recetas de los mejores pasteleros del mundo en una cápsula. Esa cápsula se coloca en una máquina, en donde seleccionas el producto y se hornea automáticamente”.

Tigoût no es nada más ni nada menos que un pequeño horno de convección inteligente que se conecta a la nube, valida las recetas con su laboratorio de pasteleros y se actualiza automáticamente. Para su funcionamiento, se colocan unas cápsulas, que contienen la preparación cruda y pueden guardarse en cualquier refrigerador, en el molde que trae la máquina y se selecciona digitalmente el producto correspondiente. Dependiendo la receta, a partir de allí, sólo se debe esperar unos pocos minutos hasta el aviso de que está listo.

“Lo que nos hace únicos”, detalla Córdoba, “es que cuando estás disfrutando un Tigoût recién horneado, lo tenés al alcance de tu mano, en tu casa, en tu oficina, donde sea y en cualquier momento, y además, no hay desperdicio de alimentos”. Actualmente, se puede acceder a Tigoût, por ahora solo en España, a través de su sitio web oficial y allí elegir entre adquirir la máquina más una cantidad de cápsulas de regalo, o bien una suscripción mensual donde la máquina, en el mejor de los casos, cuesta tan solo un euro.

Con respecto a esto, el CEO de la compañía expresa: Estamos en una etapa de evangelización, de explicar cómo funciona y que el boca a boca funcione para transmitir el concepto Tigoût. Después apuntaremos a que sea más masivo y accesible, el objetivo es a través de economía de escala mejorar el precio del producto. En una segunda etapa, la idea es expandir al mundo el comercio de las cápsulas”.

El desafío de innovar y un sueño intacto

Si emprender tiene sus complicaciones, hacerlo de manera tan innovadora es aún más difícil. Córdoba tiene eso muy en claro: Tigoût es muy complejo en sí mismo, innovar es un desafío. Cada vez que resolvés algo generás diez problemas nuevos. Por ejemplo, el primer prototipo nos mataba veintitrés recetas de las veintisiete que habíamos desarrollado. Son varias cosas en un camino repleto de sinsabores pero al mismo tiempo de gran alegría por haber logrado llevar a la realidad el proyecto”.

Luego de seis largos años de idas, vueltas, avances y retrocesos, Córdoba conoce los momentos difíciles en el proceso de emprender y cuenta también con sus propias fortalezas. En este sentido, explica con claridad: Hay un momento en donde sentís que no estás preparado, que el proyecto te queda grande, y es en esos momentos de crisis que no tenés que tomar decisiones y dejar que el tiempo pase, para hacerlo con objetividad y tranquilidad”.

“Pero también, igual o más importante, es la ayuda a nivel humano”, expone íntimamente, en mi caso personal el apoyo más grande que tuve y tengo es el de mi esposa y mis hijos. Están súper comprometidos y enamorados del proyecto, y creen como yo en él desde el primer día, tanto que hasta hemos atravesado el difícil proceso de mudarnos de país”.

Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, como buen emprendedor serial, Córdoba mantiene un sueño inalterable desde el primer día en la cocina de su casa: “Mi sueño es que haya una Tigoût al lado de cada máquina de café alrededor del mundo”.

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Rodrigo Córdoba
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Rodrigo Córdoba

Founder & Ceo at Tigoût
Emprendedor. CEO & Founder de Tigoût. Padre de 5 hijos, casado con un ángel.